Medios de comunicación y abogados especialistas en derechos civiles están revisando con minuciosidad el caso Everett Palmer, un veterano de 41 años que murió bajo custodia de las autoridades policiales de Pensilvania en circunstancias tan opacas que aún buscan una explicación al porqué el departamento forense entregó el cadáver con tres órganos menos.
La poca transparencia percibida por la familia Palmer en torno al caso, los condujo a la contratación de un letrado con miras a evaluar posibles demandas civiles y penales contra el condado de York, en Pensilvania, lugar donde al parecer tenía orden de arresto por conducir bajo los efectos del alcohol.
De acuerdo a la versión que manejan los parientes, el 7 de abril del año pasado, uno de sus hermanos fue el último en tener contacto con Everett Palmer, quien le notificó que viajaría del estado de Nueva York a Pensilvania para ponerse a derecho de la policía.
Los detalles en torno a cómo una entrega voluntaria deriva en un arresto se desconocen, solo se sabe que 48 horas después de su arribo al segundo estado de la Unión, fue declarado muerto en el Hospital Wellspan York después de que “se agitara y comenzara a golpear su cabeza contra el interior de la puerta de su celda” en la prisión del condado donde había sido detenido, según un informe del forense.