Solo tienen 15 y 17 años, pero las dos estudiantes estadounidenses Liora y Rawda, una judía y otra musulmana, han logrado crear un espacio de diálogo en Teaneck, New Jersey, donde la tensión entre comunidades religiosas es palpable.
“Iba a manifestarme, pero en vez de eso decidí el diálogo”. En octubre, a raíz del inicio de la guerra entre Israel y Hamás, Rawda Elbatrawish sugirió un “encuentro educativo” para hablar de la guerra, abierto a todos.
Liora Pelavin respondió a su convocatoria en Instagram sobre el diálogo y al día siguiente las dos adolescentes crearon las bases de este grupo, cuya primera reunión tuvo lugar a finales de octubre en esta ciudad cercana a New York.
“Me habría contentado con diez personas”, dice Rawda. Pero el interés fue tan grande que tuvimos que rechazar a gente y limitar la asistencia a 60 al diálogo, ya que las dos organizadoras querían mantener esta primera sesión, reservada a menores de 26 años, en un ambiente íntimo.
“Mucha gente nos dijo que no serviría de nada”, recuerda Liora. “Y, sinceramente, nosotras también lo pensábamos, pero queríamos hacer algo”.
“Ciudad dividida”
El escenario de este laboratorio es Teaneck, una ciudad de 40.000 habitantes donde la población de judíos se eleva al 40% y que también cuenta con una importante comunidad musulmana.
Desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre y la guerra de Gaza, “toda la ciudad ha cambiado y se ha dividido”, afirma Noam Sokolow, propietario judío del restaurante Noah’s Ark desde hace 35 años.
“Recibimos amenazas telefónicas”, dice.
Antes del otoño, “nunca hubo problemas con nuestros hermanos y hermanas de otras religiones. Nos respetábamos todos”.
En 2006, Teaneck eligió a su primer alcalde judío ortodoxo y, cuatro años después, a un alcalde musulmán.
“Llevo 14 años viviendo en Teaneck”, explica Yassin Elkaryani, musulmán nacido en Marruecos. Y antes de octubre, “no había problemas entre judíos y musulmanes”.
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“No gritar” es un diálogo
La situación se deterioró después de que el ayuntamiento votara a mediados de octubre una resolución de apoyo a Israel, criticada por muchos por no mencionar la suerte del pueblo palestino.
La temperatura volvió a subir a finales de noviembre, cuando decenas de alumnos del instituto de Rawda y de Liora se manifestaron en solidaridad con Gaza.
“Algunas personas estaban preocupadas por nuestra seguridad antes del encuentro”, recuerda Rawda, “y creo que estaba justificado. Había mucha tensión”.
Por ello, la reunión contó con la presencia de la policía y de profesionales sanitarios.
Cada participante tuvo que firmar una carta comprometiéndose a “no gritar” y a evitar cualquier ataque personal.
Para el debate, las dos organizadoras decidieron dividir a los adolescentes en pequeños grupos, cada uno de los cuales debía responder conjuntamente a las siguientes preguntas: “¿Cómo reaccionaste ante el 7 de octubre? ¿Qué quieres comprender de la gente de tu mesa?
A continuación, los resultados se compartieron con el resto de la sala.
“Algunas personas nos señalaron que lo que se dijo en su mesa les había incomodado mucho”, explica Rawda, que lo ve de forma positiva.
“En el momento en que empiezas a sentirte molesto por lo que oyes, empiezas a aprender cosas sobre la otra persona”.
Tuvo tanto éxito que se organizó un segundo acto, éste abierto a adultos, al que asistieron más de 70 personas.
Rawda recuerda que temía que “algo saliera mal”. “Pero salió mejor de lo que pensaba. Fue tranquilizador”.
Aunque la respuesta ha sido abrumadoramente positiva, Liora ha tenido que hacer frente a algunos comentarios agresivos en Internet.
Algunos miembros de la comunidad judía “ya no me aceptaban”, dice, “pero lo superé”.
Por: AFP