La directora ejecutiva de Juntos e integrante del círculo de liderazgo de Mijente, Erika Guadalupe Núñez, padeció las desventajas de ser una inmigrante indocumentada. Y, aunque ella pudo alcanzar el nirvana del sueño americano, es consciente de que no todos los latinos que llegan a Estados Unidos corren con la misma suerte. Por ello, sabe cómo funciona el sistema “desde adentro”
Núñez nació en Sinaloa, México, y arribó definitivamente a Estados Unidos cuando tenía 10 años. El tiempo que estuvo sin papeles, y las dificultades que vivió, la fortalecieron al punto de convertirla en alguien “sin miedo”, según sus propias palabras.
Su adaptación a un nuevo país no fue sencilla. Con ambos padres inmigrantes y sin documentos, tuvieron dificultades de diversa índole, entre ellas problemas económicos. Sin embargo, las vicisitudes los fortalecieron como familia.
De hecho, la mayor preocupación de la Erika niña y adolescente no provenía de las carencias, sino de los temores relacionados con la inmigración. “El papá de mis hermanos estuvo en un proceso de deportación por muchos años. A mi mamá le daba como un infarto cada vez que tenía que manejar. Cuando veíamos un policía nos teníamos que ir huyendo al otro lado”, contó para El Sol Latino.
Antes de mudarse -y radicarse- a Filadelfia para estudiar arte gracias a una beca, vivió en Chicago, en una comunidad donde residen mexicanos conocida como Little Village, y en Phoenix -ciudad donde aún residen sus padres y que no es conocida precisamente como un oasis para el inmigrante latinoamericano-.
Erika Guadalupe y el arte
El arte para Erika Guadalupe Núñez es, junto con la migración, parte integral de su vida, al punto que lo toma como una filosofía de vida. “Quizás podemos ganar la revolución o la reforma migratoria, poner fin a la deportación, pero si no tenemos nuestra cultura, verdaderamente hemos perdido“, dijo Núñez. “Si nuestros niños no hablan español, si no saben lo que es el día de los muertos, si no sienten orgullo de su cultura, del país, de sus padres, eso de una manera es como haber perdido”.
Por eso, lleva la cultura y el arte como dos de los estandartes del trabajo de Juntos. Para Núñez, el arte puede funcionar como una herramienta de justicia social, porque tiene el poder de levantar o amplificar narrativas.

Es activista por los derechos de los inmigrantes desde los 17 años. Sus inicios formales en el mundo del activismo se dieron cuando ingresó a la National Inmigrant Youth Alliance. Su experiencia en la agrupación, aunado a sus propias vivencias y las de su familia, la prepararon para ser parte importante de dos de los más importantes grupos de organización de migrantes de la actualidad.
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Perspectivas y retos para los latinos en EE. UU.
Uno de las grandes dificultades que afronta hoy la comunidad latina en Estados Unidos, de acuerdo con Erika Guadalupe Núñez, tiene que ver con las altas exigencias para que los inmigrantes reciban papeles.
“La idea de que uno tiene que tiene que ser un inmigrante perfecto para recibir papeles es algo que notamos con el lanzamiento del movimiento al que yo pertenecí primeramente”, aseveró. “Pero ese movimiento excluyó a muchas personas. Por esa razón me fui de allí y entré a Juntos, porque Juntos lucha por cualquier persona, así sea indocumentada, no importa su criminal record o cuánto dinero gana”.
Otra situación común entre la comunidad latina es, según Núñez, el cansancio por esperar una reforma migratoria que no termina de concretarse. “Toda mi vida he escuchado eso de la reforma migratoria y nunca ha llegado”.
La activista tampoco ha percibido mayor diferencia entre las administraciones de Donald Trump y Joe Biden. “Biden tiene más personas trabajando en (centros de) detención que las que tuvo Trump. Él no ha cancelado muchas de las leyes, por ejemplo, Act 42, que cierra la frontera por miedo a la pandemia”, manifestó. “Todavía está, no ha hecho nada para cancelarlo verdaderamente. Y eso no incluye el problema de vigilancia digital que es algo que ha crecido mucho bajo Biden”.
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Juntos y Mijente
Las organizaciones Juntos y Mijente son los “padres” que criaron a Erika Guadalupe Núñez como activista porque le enseñaron cómo estar en comunidad y cómo organizarla.
Juntos es una organización de inmigrantes latinos dirigida por la comunidad en el sur de Filadelfia que lucha por los derechos humanos de la comunidad en su rol de como trabajadores, padres, jóvenes e inmigrantes. Parten de la premisa de que todo ser humano tiene derecho a una educación de calidad y la libertad de vivir con dignidad, sin importar su estatus migratorio.
MIjente se define a sí mismo como un hogar político para las personas latinas y chicanas que buscan justicia racial, económica, de género y climática. Cree firmemente en la necesidad por parte de la comunidad latina de mantener la cabeza en alto y hablar con firmeza, en vez de simplemente “trabajar duro y no hacer preguntas”. Organiza campañas, conecta a las personas a través de una amplia red y sirve como un centro para la cultura, el aprendizaje y la promoción.
En otras palabras, Juntos es una versión (del activismo) local, mientras que Mijente es más de ámbito nacional. “De alguna manera, ellos me enseñaron mucho como ver los diferentes sistemas y también las diferentes conexiones entre la comunidad latina y la comunidad negra, por ejemplo”, aseguró Núñez.
¿Qué valor agregado le da Núñez dichas organizaciones? Según su óptica, el background de alguien que se ha visto afectada por crecer indocumentada y por ser mujer; por otra parte, su trabajo como artista para proyectar diferentes tipos de mensajes.
Su mensaje a la comunidad latina
Erika Guadalupe Núñez tiene un mensaje corto, conciso y contundente para los latinos en Estados Unidos. “Solo el pueblo puede salvar al pueblo“, es uno de sus slogans favoritos.
Para la mexicana-estadounidense, solo cuando la comunidad se organice para cuidar de sí misma es cuando triunfará. “No podemos esperar que alguien más llegue y luche por nosotros. Tampoco podemos esperar que quienes estén a cargo se den cuenta y se activen a hacer algo porque así no se ganan las cosas. La lucha debe ser dirigida por los miembros de la comunidad más impactados por los sistemas de aprehensión que estamos viendo”, dijo.
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