Una capilla de Carabineros (policía) de Chile fue saqueada e incendiada la noche del viernes 3 de enero por una turba de encapuchados que profanaron el templo. Mientras se desarrollaba una nueva manifestación en la Plaza Italia en Santiago de Chile, la iglesia San Francisco de Borja ubicada a dos cuadras del lugar fue cercada por un grupo de hombres con los rostros cubiertos.
Los encapuchados, tras destrozar gran parte del interior del templo, sacaron bancas y libros a la calle donde armaron barricadas con ellos y les prendieron fuego.
El grupo prendió fuego a un vehículo estacionado en el exterior y luego dentro del templo y en el edificio contiguo. Tres compañías de Bomberos acudieron al lugar pero los encapuchados bloquearon el paso de los voluntarios que no pudieron apagar oportunamente las llamas.
Grandes llamaradas y hongos de humo negro se alzaron nublando la emblemática zona de Santiago.
Lamentamos profundamente informar que la Iglesia Institucional San Francisco de Borja, donde fueron despedidos nuestros más de mil mártires, es incendiada por una turba de vándalos. El templo fue construído en 1876 y fue entregado a Carabineros hace más de cuatro décadas. pic.twitter.com/lSFtbRUA1x
— Carabineros de Chile (@Carabdechile) January 3, 2020
La iglesia incendiada este viernes data de 1876 y en sus inicios fue la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús del Hospital San Borja. En noviembre de 1975 fue destinada al servicio religioso de Carabineros de Chile. Este templo está ubicado en el mismo sector donde hace unas semanas quemaron las iglesias de La Asunción y de La Veracruz.
Las manifestaciones en Chile comenzaron el 18 de octubre de 2019 a raíz del alza del precio del metro. Desde entonces se han sumado distintas demandas sociales para mejorar la calidad de vida de los chilenos.
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Todo ello presionó al Gobierno de Sebastián Piñera y los sectores políticos a trabajar en distintas reformas y proyectos, además de anunciar la redacción de una nueva Constitución que reemplace la promulgada por el régimen militar de Augusto Pinochet en 1980.
La ciudadanía sigue haciendo visible sus reclamos a través de marchas que inician en forma pacífica y concluyen con enfrentamientos entre encapuchados y la policía, que con frecuencia desencadenan ataques a iglesias, propiedad privada y pública, y mobiliario urbano.