Al menos 10 segundos duró el estrechón de manos entre Donald Trump y Kim Jong-un en el histórico encuentro que tiene ocasión en Hanói, Vietnam, donde se espera que los Estados Unidos y Corea del Norte lleguen a un acuerdo que permita la desnuclearización de la región.
Desde antes de comenzada la cumbre muchas han sido las señales de optimismo que se han desprendido de ambos centros de poder. En los espacios de hotel Sofitel Metropole una nutrida representación de la prensa internacional está expectante y el mundo guarda la esperanza de que una acción bilateral cree una paz positiva.
Trump a las puertas de la reunión aseguró que la cumbre será “un éxito” y negó el haber rebajado sus expectativas sobre el proceso de desnuclearización de Corea del Norte, algo que muchos analistas han achacado a su Gobierno en las últimas semanas.
Al apretón de manos le siguió un breve intercambio entre ambos de unos veinte minutos en el que Trump destacó que Corea del Norte tiene un potencial económico “tremendo, increíble, ilimitado” y prometió que ayudaría a Pionyang a aprovecharlo si prosperan las negociaciones sobre la desnuclearización del hermético país asiático.
“Estoy deseoso de ver cómo ocurre y de ayudar a que ocurra, y ayudaremos a que ocurra”, afirmó rotundo.
Kim Jong-un, por su lado, dijo estar “seguro” de que la cumbre “tendrá un buen resultado” y destacó que ambas partes han logrado “superar obstáculos y estar aquí hoy”, algo que, según él, ha requerido “mucha paciencia y esfuerzo”.
Kim agradeció, además, la “valiente decisión” del presidente de EE.UU. de empezar a dialogar con Corea del Norte, mientras que el inquilino de la Casa Blanca aseguró que su relación con el líder norcoreano “es realmente buena”.