El príncipe Carlos y su esposa Camila inician el domingo la primera visita oficial de un miembro de la familia real británica a Cuba, una isla anhelante de inversión extranjera y que enfrenta el endurecimiento de las sanciones estadounidenses.
La pareja llegará a La Habana alrededor de las 17H00 locales (21H00 GMT) como parte de su recorrido por el Caribe, y permanecerá en la capital hasta el miércoles para después dirigirse a las Islas Caimán. Realizan un periplo de 12 días que incluye además visitas a San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves y Granada.
“Es simbólicamente importante, porque ningún miembro de la familia real ha estado en Cuba desde la revolución de 1959” dirigida por Fidel Castro (1926-2016), dijo Paul Webster Hare, exembajador británico y profesor de la Universidad de Boston.
“Es parte de nuestro acercamiento de larga data con Cuba”, indicó un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, y reconoció que hay “un diálogo abierto y franco” sobre temas que los dividen, “como los derechos humanos”.
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Carlos y Camila serán invitados de honor el lunes en una cena oficial ofrecida por el presidente Miguel Díaz-Canel, quien sucedió en abril de 2018 a Raúl Castro con quien no está prevista ninguna entrevista.
La cita podría ser una posibilidad para que el príncipe discuta en privado el tema de derechos humanos o la crisis política en Venezuela, el mayor aliado de Cuba.
La visita se produce en momentos en que el gobierno estadounidense, aliado cercano de Reino Unido, ha intensificado esfuerzos para poner fin a lo que considera la “troika de la tiranía” de América Latina: los gobiernos socialistas de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
El senador Rick Scott, de Florida, estado que alberga a la mayor comunidad de exiliados cubanos, había instado públicamente a Carlos a cancelar su viaje a Cuba, y en cambio visitar Florida para reunirse con disidentes.