En octubre pasado, Esteban Serrano se golpeó la rodilla durante su partido de fútbol semanal con sus amigos.
Serrano, ingeniero de software, creció jugando fútbol en Quito, Ecuador, y ha mantenido la tradición desde que se mudó a los Estados Unidos hace dos décadas.
Ese día, salió de la cancha y se puso hielo en la rodilla. Pero el dolor era tan fuerte que hizo una cita en Rothman Orthopaedic Institute, una red de ortopedistas con consultorios en el área metropolitana de Filadelfia, Nueva Jersey y Nueva York.
El médico le diagnosticó una distensión del ligamento colateral medio, o LCM, y le recetó analgésicos de venta libre, y una rodillera con ajuste, que usó durante varias semanas hasta que mejoró.
Serrano pensaba que su seguro iba a cubrir el tratamiento. De hecho, en 2017, el plan de salud que tenía en su trabajo anterior le pagó por completo una cirugía de nariz, que necesitó cuando se la rompió también jugando al fútbol.
Pero luego llegó la cuenta.
Paciente: Esteban Serrano, de 41 años, ingeniero de software y padre de dos niños en Phoenixville, Pennsylvania, un suburbio de Filadelfia.
Cuenta total: $1,197. $210 por la visita ambulatoria al consultorio, $105 por la radiografía y $882 por una rodillera con ajuste, todo facturado por la práctica ortopédica. Su aseguradora, Aetna, negoció solo $52.59 del costo de la rodillera. Eso dejó a Serrano con un saldo de $829.41.
Proveedor de servicios: Rothman Orthopaedic Institute en Bryn Mawr, Pa.
Servicio médico: un médico examinó la rodilla de Serrano y pidió una radiografía. Le dijo que debía usar una rodillera durante cuatro semanas y recomendó una blanda, con ajuste, que le vendieron en el mismo consultorio.
Qué le pasó: la LCM es una lesión común de la rodilla que sufren con frecuencia atletas que juegan deportes de contacto. Según la Academia Americana de Medicina Física y Rehabilitación, está involucrada en al menos el 42% de las lesiones de los ligamentos de la rodilla. Aunque la mayoría de los casos están relacionados con el deporte, estas lesiones también pueden resultar de actividades cotidianas, como tropezar en las escaleras.
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“El médico me dijo que pensaba que no tenía daño, que era más una inflamación, pero ordenó una RM solo para asegurarse”, contó Serrano. (días después, la resonancia magnética confirmó esa sospecha).
Serrano dijo que la rodillera alivió la incomodidad que sentía y estabilizó su rodilla mientras se curaba. Sin embargo, la impactante cuenta fue casi más dolorosa: le debía a la práctica $829.41.
“Puedes conseguir la misma rodillera por menos de $250 en internet”, dijo.
La cuenta llegó cerca de Navidad, cuando la hija de 12 años de Serrano quería su primer iPhone. “Le dije: ‘Lo siento, cariño, pero ya pagué el precio de un iPhone por la rodillera con ajustes’”, bromeó Serrano.
Serrano enfatizó que se sintió afortunado de tener el dinero para pagar una cuenta que para muchas personas podría igualar el alquiler de un mes o tres meses de compras en el mercado.
Los aparatos ortopédicos para la rodilla se encuentran en una categoría de productos llamados “equipos médicos duraderos”, cuyos precios pueden variar mucho. Los artículos van desde cabestrillos y camas ortopédicas hasta sillas de ruedas e inodoros, desde medidores de glucosa hasta extractores de leche para las nuevas mamás. Los médicos y hospitales que recetan, y proveen estos equipos para que los pacientes se los lleven a casa, casi siempre los sobre facturan, agregando cifras que pueden sorprender a los pacientes.
Estos dispositivos y otros productos “a menudo se sobre facturan dos y hasta tres veces más de su valor real, y desafortunadamente, esa es la práctica habitual”, dijo el doctor Matthew Matava, cirujano ortopédico y jefe de medicina deportiva de la Universidad de Washington en St. Louis.
Rothman Orthopaedic no respondió a las solicitudes de comentarios.
La marca de la rodillera con ajuste que compró Serrano fue Donjoy, de una línea de rodilleras blandas llamada Playmarker. Donjoy es uno de los mayores productores de aparatos ortopédicos del país. Un representante de servicio al cliente de la compañía dijo que el precio minorista de la rodillera que compró Serrano es $242.51. Serrano pagó más de tres veces ese precio.
En una declaración sobre este caso enviada por correo electrónico, un vocero de Aetna escribió que “si bien el costo de una rodillera o cualquier otro servicio de atención médica está determinado por la tarifa negociada entre el proveedor de atención médica y el plan de salud, el punto de partida es el cargo del proveedor de atención médica”.
Ni siquiera está claro que se necesitara una rodillera tan elaborada para la lesión de Serrano.
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La doctora Elizabeth Matzkin, jefa de Medicina Deportiva en el Brigham and Women’s Hospital de Boston y profesora asistente en la Escuela de Medicina de Harvard, dijo que si bien es útil dar a los pacientes algún tipo de apoyo para la rodilla después de las lesiones del LCM, el uso de una rodillera on ajustes no influye en la recuperación, según indican estudios. Matzkin llamó a las rodilleras con ajustes “productos de lujo”. Modelos más sencillos y baratos también ofrecen apoyo.
Resolución: Serrano recordó que cuando recibió la rodillera, el asistente médico le mostró un formulario con el costo estimado por escrito, en donde vio que su estimado era de más de $700. Aunque le hicieron firmar el papel, dijo que no le prestó demasiada atención porque asumió que su seguro lo cubriría.
Después de recibir la factura, hizo varias llamadas telefónicas al consultorio del médico para obtener una copia de ese formulario. Finalmente la obtuvo. El formulario decía que el producto podía devolverse dentro de los siete días de adquirido. Ya había pasado un mes. Debido a que no había alcanzado su deducible, su saldo de $829.41 era incluso más que alto que el estimado.
Las lecciones: en estos días, muchos equipos vendidos en los mismos consultorios médicos u hospitales implican un cargo. No asumas que existe la generosidad. Pídele al médico que identifique con precisión lo que necesitas y que te explique por qué lo necesitas.
Cuando un médico u hospital te ofrezca un producto para ayudarte en la recuperación, decide si realmente lo necesitas o piensa bien si lo usarás. Puedes decir “no” si piensas que no lo usarás. Pregunta si te facturarán por el producto y cuánto costará.
Muchos artículos se pueden comprar a una fracción del costo en internet o en la farmacia de la esquina.
Conoce el copago de tu plan de salud para este tipo de equipo médico (generalmente es del 20%). El costo de comprarlo por internet puede ser menor que el copago si lo compras a través de un consultorio médico.
Por Paula Andalo / Kaiser Health News
NPR produjo y editó la entrevista con la editora en jefe de KHN, Elisabeth Rosenthal, para su emisión.
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