México se transformará en una sala de espera para los inmigrantes que aguardan una decisión de asilo en los Estados Unidos de acuerdo a una estrategia que el sistema de Justicia se ha planteado de acuerdo a una revelación hecha por el The Washington Post.
El Gobierno de Estados Unidos devolverá a algunos solicitantes de asilo a México a la espera de que la Justicia resuelva sus casos, una medida que podría poner a la práctica hoy mismo.
The Washington Post, que cita funcionarios estadounidenses, informó de que los primeros retornos se producirán hoy en el punto fronterizo de San Ysidro, en el límite entre San Diego, California, y Tijuana.
A los inmigrantes en proceso de asilo ya no se les dejará en libertad en el país como hasta ahora, sino que serán devueltos a México mientras se resuelven sus casos, dijo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EEUU en un comunicado difundido anoche.
Las autoridades estadounidenses puntualizaron que no se les permitirá regresar a EEUU sino hasta que tenga fecha para comparecer ante un juez cuando se les cite en audiencia.
En la práctica las posibilidades de obtener asilo de los Estados Unidos en una apuesta 100 a 1 en contra de obtener una respuesta positiva por parte del sistema de Justicia.
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A través de la medida Washington desea bajar los costos de operación vinculados con el mantenimiento de los inmigrantes que llegan al territorio, porque de acuerdo a la ponderación de las autoridades los casos de “asilo fraudulento” son la mayoría porque las personas o grupos familiares una vez procesados para obtener el “beneficio” a menudo no presentan una solicitud de asilo y/o desaparecen antes de que un juez de inmigración pueda determinar los méritos de cualquier petición una vez son puestos en libertad.
Kirstjen Nielsen, secretaria del DHS, dijo que la nueva medida “no tiene precedentes” y aseguró que ayudará a poner fin al “abuso” de las “generosas” leyes migratorias estadounidenses, así como a abordar la “urgente crisis humanitaria” en la frontera sur.
El problema de la migración ilegal es un dolor de cabeza para los Estados Unidos y ha sido resentido con más intensidad por la Administración Trump, que ha hecho de su estilo político en materia de migración un punto de honor y ha sentido como embates en las llamadas caravanas migratorias procedentes de Centroamérica e integradas por miles de inmigrantes.
En la actualidad al menos 10 mil inmigrantes esperan en estos momentos su ingreso a México en la frontera con Guatemala en una de esas caravanas y unos 2 mil que ingresaron la semana pasada a ese país sin cumplir con los protocolos requeridos por el Gobierno de López Obrador.
Según el DHS, México se hará cargo de proveer ayuda humanitaria a los inmigrantes retornados mientras esperan en ese país la resolución de sus casos.
En torno a la afectación que esta medida hará en la estructura gubernamental mexicana solo se ha conocido que el Ejecutivo tiene la intención de solo hacerse cargo de sus connacionales, por lo que los centroamericanos al ser regresados a México podrían ser objeto de una deportación.