Honduras, Guatemala y El Salvador, los denominados países del Triángulo Norte, comparten altos niveles de violencia y miseria, lo que empuja a miles de personas a emigrar. Cada una de estas naciones ha tomado un rumbo diferente para agradar a Donald Trump y evitar así su amenaza de cortar las ayudas económicas si no ponen fin a la llegada masiva de sus ciudadanos a territorio estadounidense.
Guatemala fue el primero que intentó un convenio unilateral con Washington y firmaron un acuerdo de asilo el 26 de julio. El gobierno guatemalteco dijo entonces que el tratado contempla que “se otorgarán visas de trabajo en el área agrícola, las que permitirán a los guatemaltecos viajar de forma legal hacia Estados Unidos”.
Luego, el 20 de septiembre, El Salvador suscribió un acuerdo de cooperación bilateral respecto a solicitudes de protección mediante el cual los dos gobiernos se comprometen a abordar el tema de migración de una forma conjunta y humana, de tal forma que contribuya a mejorar la prosperidad y seguridad de la región.
Cinco días después Honduras hizo lo propio al firmar con Estados Unidos un convenio para reforzar la capacidad de asilo en esa nación centroamericana, similar a los firmados recientemente con los otros dos países del Triángulo Norte.
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“Cuando el acuerdo entre en vigor permitirá incrementar la capacidad de asilo y protección en Honduras. A partir de prácticas desarrolladas por Estados Unidos y la comunidad internacional, ambos países colaborarán para elevar sus opciones para proteger a las poblaciones más vulnerables, y trabajar juntos para que no sean víctimas del contrabando”, informó el Departamento de Seguridad Nacional de EEUU en su web oficial.
El convenio fue rubricado en New York por el secretario interino de Seguridad Nacional de EE.UU, Kevin McAleenan, en presencia del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, y su homólogo y anfitrión, Donald Trump.
Según el comunicado, este acuerdo pavimentará el camino para incrementar la colaboración entre ambos países en asuntos medulares, en especial los relacionados con la estrategia de la administración Trump para revertir la migración irregular y la trata de personas.
Los acuerdos con los tres países se han firmado en medio de acusaciones de que Washington intenta convertir a estas naciones en “terceros países seguros”, o sea, destinatarios de los solicitantes de asilo que rechace Estados Unidos.
Esta alternativa es criticada por organizaciones defensoras del derecho a emigrar que alegan que los países del Triángulo Norte carecen de capacidad para acoger a los solicitantes de asilo, pues son altamente vulnerables a fenómenos como la violencia y la pobreza, que obliga a sus habitantes a emprender rumbo a territorio estadounidense por diversas vías.
El Gobierno estadounidense anunció en junio que Washington dejaría de dar ayuda a los países del Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras) hasta que llegasen a acuerdos de este tipo con Estados Unidos.
El término “tercer país seguro” tiene origen en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, documento firmado en Ginebra, Suiza, en 1951.