Agitar las ramas de olivo. Hacer introspección. Encadenarse a la energía de miles en las calles saludando la llegada de Jesús a Jerusalén. Es la segunda Semana Santa con un Domingo de Ramos metido en los corazones. Una fiesta que el Papa Francisco reinterpreta.
El papa Francisco celebró el sexto domingo de la cuaresma. Rezó el Ángelus en presencia de un reducido número de fieles invitados en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Según los evangelios de Mateo (capítulo 21) y Marcos (capítulo 11) del Nuevo Testamento, Jesús de Nazaret entró triunfalmente en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamaba. Replicar esa alegría como una manifestación de muchos se ha reducido por la pandemia.
Puedes leer: Confinamientos mejoraron la calidad del aire en 84% de países
Desde la Ciudad Santa el Sumo Pontífice preparó el corazón de los fieles para el gozo íntimo de la realidad. “Hemos entrado en la Semana Santa. Por segunda vez vivimos en el contexto de la pandemia. El año pasado estábamos más conmocionados, este año estamos más afectados. Y la crisis económica se ha agravado”, dijo el pontífice.
Domingo de Ramos
La entrada y aclamación de Jesús en Jerusalén es una fiesta del cristianismo. El Domingo de Ramos es una fiesta en las Iglesias cristianas históricas. Iglesia católica, incluyendo las Iglesias católicas orientales. La alegría se expresa en Iglesia ortodoxa en todas sus ramas. La Comunión Anglicana hace lo propio, al igual que los protestantes y restauracionistas.
Sin embargo el rito más mediático en el ámbito mundial es el católico. La tradicional procesión de los fieles portando ramos de olivo nuevamente fue cancelada. Se requiere cumplir con las normas sanitarias. No obstante el Papa Francisco bendijo a la feligresía a distancia desde el altar. Según nota de la AFP el Heredero de Pedro recitó sus homilías ante un centenar de fieles y 30 religiosos.
Francisco pidió “rezar por todas las víctimas de la violencia. Especialmente por las abatidas del atentado perpetrado esta mañana en Indonesia frente a la catedral de Makassar”. Al menos 14 personas resultaron heridas en este atentado suicida.
Zona itálica castigada
La historia se mantiene invariable. Hace un año, la primera ola de la pandemia de covid-19 arrasó Italia. El papa celebró solo, en una basílica desierta, el Domingo de Ramos.
“El papa argentino, de 84 años, acostumbrado a recibir multitudes, estrechar la mano de los fieles y besar a los niños, redujo significativamente sus apariciones públicas desde el inicio de la pandemia”.
Puedes leer: España abre una investigación por el robo de un libro de Galileo
Ha tenido que cancelar varias audiencias de los miércoles. También se ve obligado a celebrar el Ángelus en su biblioteca privada.
Además las medidas de confinamiento impiden que los peregrinos se reúnan en la plaza de San Pedro.
Su visita a Irak a principios de marzo fue su primer viaje al extranjero desde noviembre de 2019.