Un récord increíble fue establecido por el presidente. En los dos años desde su elección, el presidente ha logrado mentir o exagerar o distorsionar la verdad diez mil veces. Y él es un mal mentiroso, terrible al disfrazar sus intenciones, incapaz de usar el lenguaje con habilidad para convencernos de que lo que dice es verdad. En este punto solo sus seguidores le creen a este mercachifle. El resto de nosotros no podemos creer que lo sigan ciegamente, que no importa lo que él haga o diga que quieren creerle, quieren reelegirlo, aplauden sus exageraciones. Trump dice que tiene un gran cerebro, pero no lo tiene. Afirma poseer un alto coeficiente intelectual, pero no hay nada que haya hecho o dicho como presidente que nos haga creer que hay una gran inteligencia que nos gobierna desde la Casa Blanca. Él dice que es el mejor ejemplo de aptitud física para cualquier presidente en la historia de Estados Unidos y se burló de Joe Biden como un frágil septuagenario; bueno, no usó esa palabra porque tiene demasiadas sílabas. No es sorprendente que Giuliani y sus otros abogados le hayan aconsejado que no acepte ser entrevistado por el Asesor Especial Robert Mueller. Rudy Giuliani, como ex jefe del Distrito Sur de Nueva York, entiende la clara posibilidad de que Trump le mienta a Mueller con terribles consecuencias. También estaban preocupados de que su ego gigantesco lo llevara a desafiar a Mueller con declaraciones demasiado confiadas, tal vez llegando muy lejos con una mentira, posiblemente con la admisión de que estaba cerca de los rusos y que quería hacer negocios con ellos.
Después de todas las investigaciones, Trump siente que ha sido reivindicado porque un Congreso débil yace en posición supina, incapaz de usar las armas que Mueller les dio para iniciar el proceso de juicio político. Además, William Barr, el nuevo Fiscal General que tanto deseaba, le dio cobertura, y ahora descubrimos que Rod Rosenstein, el fiscal general adjunto, estaba aconsejando en secreto a Trump de que no tenía nada que temer. Así que Rod mintió, agregando su nombre a la lista de los ayudantes de Trump que han construido un muro de mentiras para rodear al jefe de prevaricadores. Kelly Anne Conway continúa defendiendo a Trump con una repetición constante de las mismas palabras que Giuliani y Trump están usando: “No hay colusión”, “No hay obstrucción”, tal vez intentando convencerse a sí misma. Uno podría esperar que después de alcanzar el registro de mentiras mencionado anteriormente, Trump se avergonzaría decidiendo adoptar una postura más veraz, evitando las exageraciones y las mentiras. Pero esa no es su naturaleza, y en realidad disfruta de ser el payaso en sus mítines con pausas dramáticas y mentiras fermentadas vitoreado por su público. Tantos servidores públicos han perdido sus almas en esta administración, que ya perdimos la cuenta. Muchos están en la cárcel, y más irán pronto. No deberíamos sorprendernos de ver a Trump caminado por el sendero de la vergüenza hacia su helicóptero después de perdonarse a sí mismo, a sus familiares y amigos de todos sus delitos. Y seguirá mintiendo para proteger el registro de mentiras que acumuló.
Editorial