La militarización de la frontera con México, ordenada por el presidente Donald Trump, en poco tiempo ha provocado un desplome histórico de la llegada de inmigrantes, en medio de crecientes denuncias de activistas que alertan sobre restricciones al derecho de asilo y deportaciones sin garantías legales.
De acuerdo con datos oficiales, el pasado abril se produjeron 8.400 arrestos de personas que cruzaron la frontera sur de manera irregular, lo que supone una reducción de casi el 95% respecto al mismo mes del año 2024, cuando hubo 128.900 detenciones.
Esa caída es evidente en la zona militarizada que el Pentágono estableció en una amplia parte de la frontera que abarca el estado de Nuevo México y la ciudad de El Paso, en el extremo occidental de Texas, donde ahora miles de soldados rastrean la zona en vehículos militares junto a la Patrulla Fronteriza.
“Hemos visto una reducción dramática en cuanto a las detenciones en el sector de El Paso. En 2023, tuvimos más de 2.700 encuentros por día en promedio; sin embargo, ahorita es de entre 60 y 70”, explica Claudio Herrera, agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
En esa zona del desierto los kilómetros de muro fronterizo se ven interrumpidos por áreas montañosas sin ninguna barrera. Esta falta de infraestructura, según los agentes, ha sido usada por los coyotes’ o traficantes de personas para ayudar a cruzar a los migrantes a cambio de miles de dólares.
De acuerdo con las autoridades, el mensaje de mano dura hacia la inmigración que proyecta la Administración Trump, así como el establecimiento de la zona militarizada, han tenido el efecto disuasorio deseado en esa región, considerada una de las más calientes de los más de 3.000 kilómetros de frontera.
El general de brigada Jeremy Winters, alto responsable de la frontera sur de Estados Unidos, manifiesta que las Fuerzas Armadas solo pueden maniobrar dentro de territorio estadounidense para apoyar a agencias federales ante crisis específicas.
Explica que, gracias a la zona militarizada, los soldados pueden detener de forma temporal a los migrantes y coordinarse más efectivamente con la Patrulla Fronteriza para que estos los procesen.
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En los hechos, las personas que crucen la frontera en la zona militar se enfrentan a dos posibles delitos: entrar de forma irregular a Estados Unidos y allanar una propiedad militar.
El mensaje de Herrera y sus compañeros de la Patrulla Fronteriza es claro: “Si estás intentando cruzar de forma ilegal, no lo hagas. Vas a afrontar consecuencias. Todas las personas que crucen de manera ilegal están siendo arrestadas y procesadas para su deportación”, asegura.