El sueño presidencial del gobernador de Florida, Ron DeSantis, llegó a su fin, por ahora, tras anunciar el pasado 21 de enero que abandonaba las primarias para la nominación presidencial republicana cuando faltaban dos días para la cita decisiva de New Hampshire.
Ciertamente esta decisión no estaba en la agenda de DeSantis cuando presentó su candidatura para la nominación republicana en mayo de 2023 y prometió liderar a Estados Unidos rumbo a un “gran regreso”, en caso de llegar a la Casa Blanca.
Entonces soñaba con doblegar a su antiguo aliado, el expresidente Donald Trump; pero fue una quimera. DeSantis, un veterano de 45 años, se vio aplastado por su rival y favorito de los votantes y el Partido Republicano.
“No tenemos un camino claro para la victoria. Por eso, hoy suspendo mi campaña”, explicó De Santis en un video difundido a través de sus redes sociales, en el que manifestó su respaldo a la candidatura de Trump.
Con su retirada, la contienda interna del Partido Republicano es un asunto de dos candidatos: el expresidente Trump y la exembajadora estadounidense ante la ONU Nikki Haley.
Al momento de su retiro de las primarias, DeSantis venia de experimentar una derrota en los caucus de Iowa el 15 de enero. El expresidente de 77 años, obtuvo más del 50% de los votos, mientras que DeSantis debió conformarse con un segundo puesto al lograr un 21%, mientras que Haley quedo de tercera con un 19%.
DeSantis se aferraba a la defensa de que él era la única alternativa realmente seria a Trump, aunque Haley le pisaba los talones y amenazaba con darle un susto en la siguiente parada de las primarias en New Hampshire.
Entre críticas y demandas
Abogado de profesión, formado en las universidades de Harvard y Yale, el gobernador de Florida es un católico practicante, defensor de las leyes antiaborto, los derechos parentales en la educación y el valor de la familia como “centro” de la vida de los estadounidenses.
Cuando parecía el mayor rival de Trump, el expresidente le llamaba con sarcasmo “DeSanctimonious” (mojigato), ataques frente a los que el gobernador siempre mantuvo la cabeza fría.
DeSantis sirvió en la Marina, incluido un tiempo en Irak, algo de lo que siempre ha hecho gala.
Nunca ha tenido dificultad en definirse como un ferviente partidario del tradicionalismo y ha impulsado leyes que limitan la educación LGBTI y restringen el aborto en su estado, normativas que le han acarreado duras críticas e incluso demandas judiciales.
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Ha demostrado ser implacable con quienes se oponen a sus políticas y modelo de legislación, como sucedió con el gigante del entretenimiento Disney cuando criticó una de sus leyes conocida por sus detractores como “No digas gay”.
La lucha contra la inmigración irregular fue uno de sus caballos de batalla de cara a las primarias, hasta el punto de convertir ql paquete de medidas migratorias en de Florida en uno de los más estrictos de Estados Unidos y ser considerado un político antiinmigrante por grupos civiles y humanitarios.