El debate sobre la depresión y el suicidio se ha reabierto tras la muerte de Tori Bowie, triple medallista olímpica en Río 2016, ocurrida el pasado 3 de mayo en su casa en la ciudad de Orlando, Florida.
Al parecer la depresión, un mal casi invisible pero que según investigaciones recientes afecta al 6% de la población y a 21 de cada 100 deportistas de élite, habría incidido en el deceso de Bowie.
La atleta estadounidense en 100 y 200 metros no competía desde junio de 2022 y cuentan sus vecinos que salía poco de casa pero con frecuencia tenía serios conflictos personales.
Su entorno ha comentado que se encontraba agobiada por las deudas y embarazada de siete meses.
Las investigaciones preliminares descartaron evidencias de violencia en la casa de la atleta. La policía en su reporte indicó que en el interior de la vivienda “no se observaron movimientos en días”, mientras que la prensa daba detalles y testimonios que daban cuenta de la compleja situación emocional Bowie.
El valor de los hallazgos e hipótesis de los medios fue ratificado pronto por el cantante Paul Askew, amigo personal de la velocista de 32 años nacida en el seno de una humilde familia en Mississippi.
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“La depresión es real, por favor, cuiden de su gente. Nunca sabes contra qué pueden estar batallando sus mentes”, escribió Askew en su cuenta Instagram al lamentar el trágico fin de la doble campeona mundial en Londres 2017 en 100 metros y 4×100, y bronce en los 100 en Pekín 2015.
El peligro es para todos
En 2022 la depresión fue señalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el mal que afecta a 300 millones de personas. La entidad supone que para 2050 será el principal problema de salud en el mundo, un panorama aterrador porque actúa como si fuera invisible, y para muchos como Tori Bowie, es la vía al suicidio.
Actualmente se estima que en el mundo cada 40 segundos una persona se quita la vida, lo que se traduce en casi un millón cada año. Eso sin perder de vista la cantidad de quienes lo intentan y no lo logran.
Esto es incoherente ya que siempre se ha dicho que la práctica del deporte es beneficiosa para la salud física y mental. No obstante, médicos, psicólogos y psiquiatras, preparadores físicos y entrenadores concuerdan en enfatizar los efectos que plantean a los deportistas exigencias propias de la profesión, que pueden resultar bestiales.
Exigencias como las derivadas de las presiones de los patrocinadores o federaciones por resultados superlativos, o las angustias que generan malos momentos o lesiones de lenta recuperación que minan las condiciones atléticas. Todos estos elementos desatan el miedo al fracaso o lo que es peor, precipitan el fin de una carrera.
Los casos más lamentados de atletas que cometieron suicido en el continente americano son: la golfista de 25 años Erica Blasberg; la triple campeona del mundo de ciclismo en pista, Kelly Catlin de 23 años; el 22 de noviembre de 2021 el beisbolista venezolano de 58 años Omar Malavé se suicidó en su residencia de Miami.