La a todas luces próxima presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosy, en conjunto con la bancada demócrata y otros legisladores que creen sensata su propuesta, intentará reabrir el gobierno con un paquete de iniciativas presupuestarias que incluyen una modesta partida para la seguridad fronteriza.
Con ese ánimo salió ayer la lideresa progresista de una reunión que sostuvo en la Casa Blanca con el presidente Donald Trump, al que pidieron considerar las propuestas que movilizarían las finanzas públicas para así reabrir parte del gobierno que lleva 13 días bloqueado.
Con los datos ya evaluados en la mano, la reacción de Trump fue la misma, negarse a firmar, pero convocó para el viernes otro encuentro en la Casa Blanca con los líderes de ambos partidos.
Frente a la prensa, Pelosy aseguró que hoy votarán por “un paquete legislativo para reabrir la Administración basado en leyes que han sido antes aprobadas por el Senado republicano, y otra legislación separada para aprobar fondos para Seguridad Nacional hasta el 8 de febrero”.
La experimentada legisladora aseguró que la triada “demócratas-republicanos-Trump” podría acceder a más tiempo para los acuerdos si se aprueba esta segunda iniciativa, porque daría a las partes un poco más de treinta días para negociar sobre los fondos de la seguridad fronteriza, sin la necesidad de tener la Administración parcialmente cerrada.
Frente a estas circunstancias poco agregó el presidente Donald Trump, quien el martes se adelanto con un pronunciamiento negativo y dejó claro que sin los dineros exigidos para la seguridad fronteriza no obtendrán su firma.
En coherencia con el Jefe de Estado, Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana del Senado, rechazó la propuesta. “Como he dicho en las últimas semanas, el Senado estará encantado de votar una medida que la Cámara apruebe y que el presidente vaya a firmar. Pero no vamos a votar a favor de otra cosa”, apuntó McConnell tras la reunión.
Para tener todos los datos en perspectiva se debe recordar que desde el pasado 22 de diciembre, la Administración entró en su tercer cierre parcial luego de que la negociación entre republicanos y demócratas en el Congreso llegase a un punto muerto a raíz de la exigencia Trump de que el proyecto de presupuestos incluya una partida de más de 5 mil millones de dólares para el muro fronterizo.
El cierre perjudica a 800 mil de los 2,1 millones de trabajadores federales, que no cobrarán mientras permanezca cerrado el Gobierno y están a expensas de la aprobación de un nuevo presupuesto.
En concreto, la parálisis afecta a agencias de diez departamentos del Ejecutivo, incluyendo Transporte y Justicia; así como a decenas de parques nacionales, que suelen ser una gran atracción turística.