Pensábamos que las cosas no podían empeorar, pero este gobierno ha renunciado a la democracia, a la decencia, a los principios que siempre se han identificado con los Estados Unidos de América. A lo largo de los siglos, esta nación ha sido un bastión de la democracia, dando el ejemplo al mundo.
Sí, parte de nuestra historia incluye la esclavitud, pero los estadounidenses lucharon en una Guerra Civil para asegurarse de que llegara a su fin. Y ha costado mucho tiempo y mucha sangre y lágrimas garantizar la igualdad de derechos para todas las razas, para hombres y mujeres, para inmigrantes. Tomó algunas décadas entender y sentir el impacto de Martin Luther King, Jr., pero su sacrificio y el de muchos líderes de los Derechos Civiles nos llevaron al presidente Barack Obama. Pensamos que su ascenso a la presidencia pondría fin al racismo que ha sido tan difícil de erradicar a pesar de los logros.
Pero la administración de Trump busca desmantelar las garantías de igualdad, el gobierno del pueblo y para el pueblo para crear una autocracia. Trump quiere borrar las palabras inscritas a los pies de la Estatua de la Libertad que han saludado a inmigrantes de todo el mundo. Quiere que los tribunales obedezcan su voluntad, pero los tribunales no obedecerán. Él no entiende la constitución y el equilibrio de poder. Ha declarado: “El sueño americano está muerto”, porque eso es lo que a él y sus compinches les gustaría hacer, matar los sueños de millones de personas en todo el mundo para venir a este país en busca de una vida mejor.
Sus declaraciones públicas gotean retórica racista y sus órdenes ejecutivas han prohibido a los musulmanes ingresar a este país. Utilizó cínicamente la amenaza de una caravana de inmigrantes de Honduras para crear temor en torno a las elecciones de mitad de período de noviembre. El hecho de que no nos asustara, llevó a la tremenda derrota que sufrió su partido en esa elección, pero no se ha rendido ante la realidad de su pérdida. Era preocupante, pero aún así era algo divertido, contemplar el payaso en el escenario mundial. Fue vergonzoso ver a este presidente humillarse ante Vladimir Putin, el ex agente de la KGB que controla a Rusia intentando recrear la era soviética.
Él tiene mucho poder para emitir edictos presidenciales, pero no puede obligar al Departamento de Justicia a procesar a Hillary Clinton por el uso de su correo electrónico como supuestamente lo hizo. También quería procesar a James Comey. El abogado de la Casa Blanca, Donald F. McGahn, le dijo que no podía hacerlo porque podría considerarse un abuso de poder y podría enfrentar un juicio político. Podemos estar bastante seguros de que Trump pensó que podría salirse con la suya al abusar de sus poderes. Este presidente está ahora bajo sitio y enfrentando las consecuencias de sus actos escandalosos. Sabe que el nuevo Congreso lloverá citaciones sobre su administración. Y ya es hora. Alguien tendrá que proteger nuestra democracia.
Editorial.