En los vastos anales de la política exterior de Estados Unidos, no existe un infortunio más completo, ningún fracaso tan absoluto como lo fue el desembarco en Bahía de Cochinos, Cuba, en abril de 1961. Se trató de un intento de invadir la isla con tropas de cubanos anticastristas apoyadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con el propósito de derrocar a Fidel Castro y su régimen comunista.
Esta incursión, que este año conmemora su 60 aniversario, ha sido denominada por algunos historiadores como un “fracaso perfecto” que se constituyó en el primer revés de la presidencia de John F. Kennedy y que, al igual que un cáncer, se extendió durante los mil días de gobierno del malogrado Presidente.
La génesis de la fallida irrupción que tuvo como escenario Playa Girón, data del 17 de marzo de 1960 cuando el presidente Dwight D. Eisenhower habría ordenado a la CIA que organizara “una fuerza paramilitar apropiada” de exiliados cubanos para derrocar a Castro y su régimen. En su última reunión con Kennedy, la víspera de que éste tomara posesión, Eisenhower habría urgido al Presidente electo a ejecutar el citado ataque contra Castro.
Allen W. Dulles, director de la CIA para la época, percibió escaso entusiasmo por parte del nuevo presidente, sin embargo el plan seguiría su curso y poco antes de la medianoche el 16 de abril de 1961, unos 1.500 exiliados cubanos entrenados y financiados por la referida agencia estadounidense iniciaron la frustrada invasión a Cuba desde el mar por Bahía de Cochinos.
Solos a su suerte
En la madrugada del sábado 15 de abril aviones con bandera cubana en el fuselaje, pero que se dice que eran estadounidenses según algunos documentos secretos desclasificados, bombardearon varios aeropuertos militares con un reducido éxito. Los exiliados confiaban en que tendrían más apoyo aéreo en la incursión, pero el presidente Kennedy estaba decidido a mantener la participación de su país en secreto.
En la madrugada del 17 de abril, luego de unos cinco días de navegación, se produce el desembarco de las tropas de asalto anticastristas en Playa Girón y Playa Larga, en la Bahía de Cochinos. El plan era desembarcar, casi sin oposición, asegurar el área, tomar un aeropuerto e introducir en el país un “gobierno en el exilio” que luego pediría el apoyo de Washington, pero todo salió mal.
A menos de 72 horas del desembarco, el 19 de abril, las tropas se rindieron tras ser abatidas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas. Más de 200 miembros de la Brigada de Asalto 2506 murieron en el ataque y unos 1.200 fueron capturados y hechos prisioneros.
Los anticastristas de la Brigada 2506 desembarcaron y penetraron diez kilómetros en tierra firme, quedándose atrás muchas municiones y equipos, con los buques de escolta vencidos por la aviación cubana que era apabullante por su superioridad numérica y el empleo de artillería originaria del Bloque del Este, soviética y checoslovaca.
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Epílogo de la derrota
Los sobrevivientes de la Brigada 2506, unos 1.200 exiliados, fueron hechos prisioneros, torturados, juzgados y sometidos al escarnio público durante casi dos años. Al término de ese tiempo regresaron a Miami donde fueron recibidos por el presidente Kennedy, quien recibió la bandera cubana de manos del jefe de la Brigada 2506, José Pérez San Román.
En un juicio colectivo, transmitido en vivo por la televisión cubana, los brigadistas fueron condenados a 30 años de trabajos forzados que serían perdonados si los penados pagaban enormes indemnizaciones. A San Román y dos de sus ayudantes les pidieron medio millón de dólares y a los demás entre 100.000 y 25.000 dólares, según la jerarquía en la brigada.
Varias instituciones y empresas privadas estadounidense pagaron la cuenta, que además incluyó el envío de aproximadamente 53 millones de dólares en medicamentos y alimentos exigidos por Castro a cambio de la liberación.
El 23 de diciembre de 1962 aterrizó en la Base de la Fuerza Aérea en Homestead el primer avión ocupado por parte de los 1.113 combatientes de Bahía de Cochinos capturados por las fuerzas castristas y mantenidos prisioneros durante 20 meses.
Visiblemente demacrados y sintiéndose traicionados por la administración de Kennedy, los miembros de la orgullosa Brigada de Asalto 2506 fueron trasladados en autobuses ese mismo día al Auditorio Dinner Key donde sus familiares los esperaban. Cinco días después en un acto realizado en el Orange Bowl, Kennedy y su esposa les dieron la bienvenida.