El tiempo y el dilema hacen combustión. Hospitales, departamentos de salud estatales y el gobierno federal se apresuran a decidir. Millones de dosis de la vacuna JNJ -0,68% COVID-19 de Johnson & Johnson expiran este mes. La creatividad vs la caducidad entrarán en batalla. Si la inventiva no vence, la destrucción del fármaco será el inexorable destino.
A nuestros médicos en Pensilvania el tema les abduce el sueño. Solo Filadelfia tiene 42.000 dosis de J&J a punto de caducar. El remanente es el resultado de un incidente ocurrido en abril. Ese mes se suspendió temporalmente la administración de las dosis de J&J. Los científicos debían evaluar un raro riesgo de coágulos sanguíneos devenido.
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La perspectiva de que tantas dosis se desperdicien en los Estados Unidos crea un dilema moral. Muchos países en desarrollo están desesperados por recibir vacunas. Sin embargo compartirlas al vilo de la caducidad no es una decisión con margen para la logística. Para la administración Joe Biden compartir las vacunas almacenadas es un reto de imaginación. Sin embargo está en un laberinto: o las administra rápidamente en Estados Unidos o las destruye.
Creatividad vs caducidad
Remitirlas a la frontera sur, aplicarla en los brazos de los vecinos menos afortunados, o enviarlas a países pobres trae un riesgo reputacional. Al parecer la batalla entre la creatividad vs la caducidad será una justa que tiene como único escenario los propios Estados Unidos.
Datos obtenidos del Wall Street Journal, acopiados periodísticamente por Jared S. Hopkins y Julie Wernau han sido guías. Pensilvania, Virginia Occidental, Oklahoma y Arkansas son algunos de los estados con lotes de inminente expiración. Tienen miles de dosis de J&J a punto de caducar este mes y que no han podido redistribuirlas.
El Departamento de Salud de Pensilvania dijo que había trabajado con los CDC y el condado de Chester. Intentaron transferir a Oregón las 50.000 dosis de J&J que iban a caducar en el condado. El acuerdo fracasó cuando Oregón experimentó un descenso en la demanda. Ya no las querían, dijo un portavoz del departamento de salud de Pensilvania.
El hado de Johnson & Johnson
La historia de J&J está atada a una serie de causas tan encadenadas unas con otras, que necesariamente producen un efecto. El problema de la caducidad de las dosis es el último contratiempo para la vacuna Covid-19 de J&J. Un accidente en la planta de un fabricante contratado provocó la contaminación de material. Hipotéticamente podría haber producido hasta 15 millones de “dosis dudosas”. Esto llevó a la interrupción de la producción de la vacuna de J&J en ese lugar.
J&J almacena las dosis congeladas hasta que el gobierno las envía, momento en el que se refrigeran. Las dosis pueden estar refrigeradas durante tres meses. El fabricante de medicamentos está estudiando si la vida útil puede ampliarse, dijo un portavoz de la empresa. Con esas reglas se podría establecer un plan para echar a andar un escenario de creatividad vs caducidad.
Las vacunas COVID-19 vienen con información de expiración. Esta es determinada por los fabricantes basándose en los datos de las pruebas que posteriormente son autorizadas por los reguladores. Las vacunas pueden seguir funcionando después de las fechas de caducidad, según los expertos en fabricación. Sin embargo la información era limitada cuando se autorizaron las vacunas.
Escenarios y otros actores
Algunos hospitales y estados afirman que las vacunas de Pfizer Inc. y de su socio BioNTech SE, así como de Moderna Inc., caducan a finales de este verano. Las reservas hasta ahora son en su mayoría de dosis de J&J.
El coordinador de vacunas de la Casa Blanca, doctor Bechara Choucair, ha ofrecido información. Gobernadores y funcionarios locales de salud conocen sobre las mejores prácticas para maximizar el suministro. También citó las revisiones en curso de la FDA sobre si las dosis de J&J pueden tener una vida útil más larga. Un segundo funcionario dijo que retirar las dosis que ya han sido enviadas sería batalla aparte entre creatividad vs caducidad. Hacerlo exige encarar un reto logístico y legal.
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Según Jessica Daley existe una variable más a considerar. Ella es farmacéutica y ejecutiva de Premier Inc. La institución alude a una gran organización de compra colectiva para hospitales. Ella dijo que “se desconoce el alcance total de las vacunas COVID-19 caducadas porque los proveedores no están obligados a informar al gobierno federal sobre ese particular.