Un reo del corredor de la muerte en una prisión de máxima seguridad en Nevada, optó por una salida “propia” y se quitó la vida.
Scott Raymond Dozier, arrestado y procesado por dos asesinatos, uno en Arizona y otro en Nevada, fue condenado a la pena capital en 2007.
El “hombre muerto que caminaba” en la prisión de Ely, ubicada a unos 390 kilómetros al norte de Las Vegas, fue hallado sin vida en condiciones que hacen inferir un suicidio, informaron medios locales.
Aunque su muerte era un trámite legal que ya tenía dos aplazamientos, el deceso no puede contabilizarse en la lista de 2019 de los condenados a muerte.
De acuerdo a la reseña de varios medios en los Estados Unidos, Dozier había pedido en más de una ocasión que se le aplicará la inyección letal porque no quería pasar el resto de su vida en prisión, y para ese fin había renunciado a su proceso de apelaciones.
Con 48 años de edad, al parecer el reo tenía un cuadro depresivo crónico.
Sobre las veces que se fijó la fecha para su ejecución se sabe, que un primer intento fue suspendido por un juez en noviembre de 2017 y nuevamente, en julio de 2018, un magistrado detuvo la aplicación de la inyección luego de que la empresa farmacéutica Alvogen interpusiera un recurso para que no se utilicen sus productos en el cóctel letal.
Dozier fue condenado a muerte en 2007 por el asesinato cinco años antes en un motel de Las Vegas de Jeremiah Miller, un fabricante de metanfetamina al que robó 12 mil dólares con los que la víctima pretendía adquirir materiales para la droga.
Las autoridades hallaron días después el torso mutilado de Miller dentro de una maleta en las basuras de un complejo de apartamentos, pero sus brazos, piernas y cabeza nunca se recuperaron.