Seguidores del expresidente izquierdista Evo Morales bloquearon carreteras para exigir la salida de la mandataria interina de derecha, Jeanine Áñez, mientras la Iglesia católica llamaba a un diálogo para convocar elecciones y pacificar Bolivia, donde 23 personas han muerto en casi un mes de confrontaciones.
A un grupo de campesinos las autoridades impidieron el paso a Cochabamba para manifestarse contra la mandataria provisoria quien tomó el mando tras la renuncia de Morales el 10 de noviembre, reseñan las agencias internacionales de noticias.
Nueve personas murieron el pasado viernes cuando campesinos cocaleros intentaron rebasar un cerco militar-policial en Cochabamba.
En la jornada más trágica del conflicto, familiares de los cocaleros fallecidos y heridos dijeron que esperan justicia y negaron haber sido obligados a participar en una marcha en apoyo a Evo Morales, que derivó en graves disturbios frente a policías y militares.
El fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, dio a conocer un comunicado con el resultado de las autopsias realizadas por el Instituto de Investigaciones Forenses en Cochabamba. Explicó que ocho de los cuerpos presentan orificios de entrada y salida, mientras que en uno quedó el proyectil, que será sometido a un estudio de balística.
Miles de campesinos manifestaron también en el centro de la capital, La Paz, que intentaba lentamente retomar la normalidad mientras la plaza Murillo, donde se ubican las oficinas presidenciales, sigue resguardada por las fuerzas policiales.
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La Iglesia católica de Bolivia anunció el lunes el inicio de un diálogo entre el Gobierno y otros sectores para poner fin a una crisis que se ha prolongado por casi un mes.
Los obispos bolivianos, en coordinación con la Unión Europea y Naciones Unidas, llamaron a las conversaciones para “pacificar el país y consensuar las condiciones de unas nuevas elecciones generales”.
“El diálogo es el camino apropiado para superar las diferencias entre bolivianos”, dijo el secretario general de la Conferencia Episcopal Boliviana, Aurelio Pesoa, en una conferencia de prensa. “Celebrar elecciones transparentes es el mejor camino para superar las diferencias”, agregó.
Los obispos propiciaron acercamientos desde la semana pasada entre el Gobierno interino de Áñez y sectores afines a Morales, quien renunció y se asiló en México tras desatarse protestas que denunciaban un fraude electoral en los comicios del pasado 20 de octubre.
Si fracasaran esas negociaciones el Gobierno estudia la posibilidad de convocar “de manera inmediata” a elecciones “a través de algún otro instrumento legal”, dijo el ministro de la Presidencia, Jerjes Justiniano.
Por su parte, el líder civil derechista Luis Fernando Camacho, que propició la caída de Evo Morales del poder, planteó este lunes que las elecciones sean el 19 de enero próximo y dio un plazo “hasta este jueves” para formar un tribunal que las convoque.
El gobierno de Áñez debe ponerse de acuerdo con el Movimiento Al Socialismo (el MAS de Morales), mayoritario en el Congreso, para elegir a seis de los siete titulares del Tribunal Supremo Electoral y convocar la votación.
Los anteriores miembros de esa institución están en prisión preventiva por irregularidades en las presidenciales de octubre, que dieron la reelección a Morales.