Una ola de calor sin precedentes está afectando el desarrollo del Mundial de Clubes de la FIFA en Estados Unidos, donde jugadores y aficionados enfrentan temperaturas que superan los 35 grados Celsius. Las condiciones climáticas extremas han provocado entrenamientos recortados, pausas de hidratación y hasta espectadores refugiándose en la sombra, marcando un preocupante precedente de cara al Mundial 2026.
En distintos estadios del país, las imágenes son elocuentes: camisetas empapadas, suplentes resguardados dentro del vestuario y sesiones de entrenamiento suspendidas antes de tiempo. El fenómeno meteorológico conocido como “cúpula de calor” ha elevado las temperaturas por encima de los 90 grados Fahrenheit (32 °C) en una extensa región del centro y este del país afectando directamente el rendimiento y bienestar de los participantes, según reseñan varios medios de comunicación.
“Es imposible, una ola de calor terrible. Los dedos de los pies me dolían al igual que las uñas, no podía arrancar ni frenar”, confesó Marcos Llorente, del Atlético de Madrid, tras el enfrentamiento contra el París Saint-Germain. Pese a ello, el jugador destacó que “como es igual para todos, no hay queja”.
Las afectaciones no se limitan al campo. En partidos como el de Auckland City contra Boca Juniors en Nashville, donde se superaron los 35 °C, muchos aficionados optaron por quitarse la camiseta y buscar refugio bajo techos o en zonas de sombra. En Charlotte, donde el Bayern Munich se midió con el Benfica, la temperatura a la hora del partido era de 36 °C, lo que llevó al fanático Tyler Fernando a comentar: “En Europa es un calor seco, esto es húmedo. Les va a afectar el doble”.
Los entrenadores no han sido indiferentes. Enzo Maresca, técnico del Chelsea, defendió a sus jugadores: “No se trata de excusas, se trata de la realidad. Estamos aquí y tratamos de hacer lo mejor posible”. El club incluso acortó una sesión de entrenamiento en Philadelphia debido a las temperaturas extremas.
El Borussia Dortmund también adoptó medidas inusuales. Durante su partido frente al Mamelodi Sundowns, los suplentes observaron la primera mitad desde el vestuario, evitando el sol directo del estadio TQL. “No se trata sólo de tácticas, sino de minimizar el estrés. Hacía mucho, mucho calor”, señaló su entrenador, Niko Kovac.
Pausas de enfriamiento
La FIFA ha implementado pausas de enfriamiento para los jugadores cuando la Temperatura de Globo de Bulbo Húmedo supera los 89,6 grados Fahrenheit. Estas pausas, adoptadas inicialmente en los Juegos Olímpicos de 2008, se han vuelto más frecuentes desde el Mundial de Brasil 2014.
El Departamento de Rescate de Miami-Dade y clubes como Chelsea han difundido recomendaciones para mitigar los efectos del calor. Sin embargo, el impacto climático va más allá del calor: cinco partidos han sido interrumpidos por tormentas eléctricas.
El cambio climático plantea desafíos serios para el fútbol internacional. Con el Mundial 2026 programado para el verano en EE.UU., México y Canadá, el clima será un factor determinante. Ciudades como Monterrey enfrentarán temperaturas similares, y otras como Ciudad de México y Guadalajara podrían ser golpeadas por la temporada de huracanes.
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“Programar partidos en estadios sin sombra en medio del día y promover patrocinadores dependientes del petróleo muestra que la FIFA está peligrosamente desconectada de la amenaza que el calor extremo representa”, advirtió Peter Crisp, de Fossil Free Football.