Redacción Agencias.- Investigadores del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile (ICBM) trabajan en un medicamento capaz de curar la alergia ambiental, que afecta al 20% de la población mundial, dijeron sus responsables.
El objetivo del equipo, liderado por el doctor Leandro Carreño, es la formulación de una vacuna que permita inhibir la respuesta del organismo ante esa afección, cuya propagación se ha duplicado en los últimos 50 años y podría alcanzar al 30% de la población mundial durante este siglo.
Ello, según los investigadores, a consecuencia de diversos factores, como la contaminación ambiental y el incremento de las medidas de higiene, que si bien han permitido controlar infecciones muy graves, llevan a “una falta de entrenamiento” del sistema inmune durante la infancia, por la reducción de algunas infecciones.
En ese contexto, Leandro Carreño y su equipo están desarrollando un fármaco alternativo a los actualmente disponibles, que son los antihistamínicos e inmunoterapia contra alérgenos.
Se trata de un avance relevante, considerando que las alergias están entre las seis patologías más frecuentes y son la enfermedad crónica más común en la infancia, según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Hoy vemos que tenemos estaciones menos marcadas y que la gente es alérgica todo el año”, señala Carreño, que explica que todas las barreras físicas del organismo dependen de la temperatura y cuando esta no es constante, favorece el ingreso de alérgenos a las vía respiratorias, haciendo que las manifestaciones se extiendan por más tiempo.
Las alergias, advierte, son algo muy común y no matan a nadie, “pero son molestas y no tienen cura”, por lo que la forma más común de controlarlas es tomar antihistamínicos de por vida, aunque su efectividad varía en el tiempo.
La investigación apunta a modelar una respuesta específica del sistema inmune ante el ingreso de los alérgenos a las vías respiratorias, considerando que los mecanismos de defensa del organismo son los que provocan reacciones como picazón y secreción nasal, ronchas o enrojecimiento de la piel, tos, fatiga o malestar general.
La efectividad de los antihistamínicos para combatir las alergias, señala Carreño, se ve perjudicada porque el organismo se desensibiliza y la protección se reduce, ya que el medicamento no es curativo, sino que solo ataca uno de los procesos últimos de la alergia: la acción de la histamina, mediante el bloqueo de su receptor.
A través de la intervención de unas células llamadas Natural Killer T (NKT), los investigadores buscan que esa respuesta inmunológica pueda ser modificada, evitando los trastornos en las personas a causa de la alergia ambiental.