Las compañías siguen saliendo de Rusia. Esta vez el grupo cervecero danés, Carlsberg, anunció que saldrá de Rusia, lo mismo hizo más temprano la cervecería holandesa Heineken.
El grupo con sede en Copenhague afirmó en un comunicado que había tomado «la difícil e inmediata decisión de buscar una completa salida de nuestro negocio en Rusia, que creemos es lo que se debe hacer en las condiciones actuales».
Carlsberg es dueño totalitario de Baltika Breweries, uno de los principales intereses cerveceros en Rusia y el principal exportador de cerveza rusa. La cervecería danesa genera alrededor de 10% de sus ventas en Rusia, en donde tiene unos 8.400 empleados que serán despedidos.
En Holanda, Heineken dijo que sus negocios en Rusia «ya no son sostenibles ni viables bajo las condiciones actuales. Como resultado, hemos decidido dejar Rusia».
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Heineken seguirá pagando a sus 1.800 empleados en Rusia hasta el final del año. La empresa dijo que ya no se beneficiará de las ventas de sus operaciones rusas y anticipa un costo de 400 millones de euros (438 millones de dólares) como resultado.
Los cerveceros ya habían suspendido las ventas y la producción de su marca en Rusia y habían interrumpido nuevas inversiones y exportaciones hacia el país este mes.
Ambas compañías se suman así a cientos de empresas occidentales que cerraron sus tiendas y sus oficinas en Rusia desde que inició la guerra en Ucrania, como Ikea, Coca-Cola, Goldman Sachs o McDonald’s.
Rusia se ha visto afectada por una avalancha de sanciones económicas, pero las empresas extranjeras también se enfrentan a la presión pública y a los llamamientos del gobierno ucraniano para que abandonen Rusia.
Con información de AFP