“Canaán” se ve por las hendijas de la barda que separa a Tijuana de los Estados Unidos. Allí está buena parte de la caravana de migrantes que partió de Honduras, donde algunos de sus integrantes al menos han podido colocar hasta el hombro sus brazos en espacio aéreo estadounidense.
Algunos afirman que esta historia mueve algún hilo de las fibras hebreas, porque su cosmogonía tiene el relato de Moisés, un elegido precristiano que guió al pueblo esclavizado por Egipto a la tierra prometida llamada Canaán.
Algún nivel de comprensión espiritual debe haber entre los judíos estadounidenses y el evento que atestiguan frente al televisor. Los hebreos en tierras del padre George Washington han sido la comunidad semita más grande que la que alberga el propio Israel.
Sin embargo la persecución, la violencia que se vive en Centroamérica, los desordenes sociales de guerras que por años han asolado a la región, siempre con “promotores” interesados, no es condición suficiente para “consideraciones”.
El presidente norteamericano Donald Trump calificó a los migrantes de “criminales” y acusó a la caravana de impulsar una “invasión”.
Para contenerla, dispuso el polémico envío de hasta 9 mil soldados a su frontera sur.
También cerró parcialmente con barricadas y alambres de púas las garitas fronterizas de San Ysidro y Otay Mesa, que conducen a California.
La caravana salió el 13 de octubre de San Pedro Sula, Honduras, y ha recorrido más de 4 mil 300 kilómetros, principalmente a pie y en autos, hasta la fronteriza Tijuana, en el estado de Baja California.
El objetivo para estos desplazados es claro: Requieren asilo de los Estados Unidos.
Ellos están tratando de dejar atrás la extrema violencia y pobreza que viven en sus países.
Para lograrlo deben cruzar la frontera por un acceso oficial, de acuerdo con un decreto firmado la semana pasada por Trump.
Caravana de migrantes y el traductor Claver-Carone
Las recientes amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, de recortar la ayuda económica a los países del Triángulo Norte de Centroamérica han sido explicadas.
La dureza de las palabras del Jefe de la Casa Blanca no tiene grietas.
Sin embargo el director para asuntos de Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone, explicó que la amenaza de Trump tiene nobles propósitos: Tienen como objetivo “reorientar” la asistencia a la región para hacerla “más efectiva”, quizá con un mayor apoyo del sector privado.
“El mensaje que el presidente le ha mandado a esos países es un reto, francamente, un reto para que seamos más efectivos”.
No son invasores aseguró un comandante
El capitán Guster Cunningham Tercero, quien tiene bajo su comando las fuerzas militares estadounidenses en San Diego ante la contingencia que representa la caravana de migrantes, dijo a la prensa británica que cubre los acontecimientos que no consideraba invasores a los centroamericanos.
El oficial informó que se encontraban desplegados para reforzar la frontera sur y que que no ve como “enemigos” a los migrantes de la caravana centroamericana que se aglutinan en México, después de que el presidente Donald Trump los describiera como una “invasión”.
“El Ejército no los está clasificando como enemigo de ninguna manera o forma”, comentó.
México los desesperanza
México, la primera nación hispana en los Estados Unidos, con miles de centroamericanos arribando a Tijuana siembra la desesperanza.
El hasta ahora secretario mexicano de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, dijo a los medios que las posibilidades para la caravana migrante de ingresar a Estados Unidos son “prácticamente nulas” y aseguró que el gobierno mexicano buscará evitar que ingresen a la fuerza a ese país.
“Hay un enorme riesgo de tener un incidente en la línea fronteriza, cuando además hemos escuchado el discurso abiertamente hostil” del gobierno estadounidense, dijo.
La ONG Pueblos Sin Fronteras, en boca de uno de sus directores ha dicho que saben “que Donald Trump está pidiendo los datos biométricos para poder hacer un decreto donde va a declarar a todos como terroristas. Definitivamente hay miedo y desconfianza”.
Además las cosas se complican en la ciudad fronteriza mexicana, destino turístico popular de los estadounidenses.
La comunidad de Tijuana asegura que la presencia de los centroamericanos afecta económicamente la vida de la ciudad.
Este hecho ocasionó que los mexicanos norteños hayan protagonizado protestas que buscan impedir que la caravana de migrantes se quede en su pueblo.
Gustavo Rízquez.