Al boxeador californiano Ryan García se le puede considerar como un niño prodigio que lo tiene todo para reinar en las 135 libras.
El estadounidense de 23 años es uno de los púgiles más mediáticos del momento. No habla nada en español, pero se considera un mexicano de pura cepa.
García con una apariencia de modelo, mezclada con un indomable ego se convierte en el prototipo del boxeador fácil de odiar y amar a la vez. Sus latigazos junto con un poder devastador le permiten exhibir un récord de 23-0, 19 de los cuales llegaron por la vía del cloroformo.
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Su arrollador éxito lo sigue hasta en las redes sociales. Dispone de casi nueve millones de seguidores en Instagram. El chico mimado del boxeo se crio en un ring. Lanzó sus primeros puñetazos a la edad de siete años de la mano de su padre, Henry García, quien es entrenador.
Saltó al profesional a los 17 años, su etapa amateur cerró con 215 victorias y 15 derrotas. Debutó en junio de 2016 y en dos meses hizo cuatro peleas en México. Por ser menor de edad no podía competir en Estados Unidos.
Con sólo dos peleas en Estados Unidos, Oscar de la Hoya, CEO de Golden Boy Promotions, le echó el ojo y lo firmó. Una depresión provocó que abandonara el ring el pasado año, pero el nuevo rey del boxeo está de vuelta.
“The King Ryan”, como le llaman, no se anda con rodeos, la semana pasada le dio una paliza al excampeón Javier Fortuna.
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