Cientos de manifestantes bloquearon el sábado 28 de junio un tramo de la carretera federal 41, conocida como el Sendero Tamiami, para protestar contra la construcción de un nuevo centro de detención de inmigrantes en los Everglades de Florida. La protesta congregó a una amplia coalición de defensores del medio ambiente, líderes de pueblos originarios y residentes preocupados por el impacto humanitario y ecológico del proyecto.
Está previsto que el complejo, apodado informalmente como “Alligator Alcatraz” (Alcatraz de los Caimanes), sea construido en una pista de aterrizaje en la Reserva Nacional Big Cypress. A pesar de las crecientes objeciones públicas, la obra continúa respaldada por una orden ejecutiva del gobernador Ron DeSantis, que permite al estado eludir normas habituales de contratación bajo el argumento de una emergencia migratoria.
Durante varias horas la protesta de activistas ocupó parte de la vía para detener el flujo de camiones que transportaban materiales de construcción hacia el sitio. Muchos automovilistas mostraron su apoyo haciendo sonar sus bocinas mientras los manifestantes agitaban pancartas a favor de la protección ambiental y los derechos de los inmigrantes.
Christopher McVoy, ecologista y comisionado de una ciudad del sur de Florida, expresó su preocupación tanto por el daño ambiental como por las consecuencias sociales de la instalación. “Personas que conozco están llorando, y yo no estaba lejos de hacerlo”, dijo visiblemente conmovido.
Impacto ambiental y cultural bajo la lupa
El centro de detención está previsto para operar con estructuras temporales como carpas reforzadas y remolques, con capacidad para 5.000 inmigrantes detenidos a partir de principios de julio. Sin embargo, el terreno en cuestión alberga especies en peligro de extinción y comunidades nativas Miccosukee y Seminole, que consideran la construcción una invasión a tierras sagradas.
“El sitio incluye aldeas tradicionales, cementerios y lugares ceremoniales. Esta construcción es una violación de nuestra historia y nuestras creencias”, expresó un representante indígena durante la manifestación según reportados varios medios de comunicación que dieron cobertura a la protesta.
Organizaciones como el Centro para la Diversidad Biológica y los Amigos de los Everglades interpusieron una demanda el viernes 27 de junio exigiendo la suspensión inmediata del proyecto hasta que se realice una revisión ambiental exhaustiva.
“La degradación de una parte del sistema de humedales puede afectar vastas áreas río abajo”, advirtió Eve Samples, directora ejecutiva de Amigos de los Everglades.
Respaldo estatal y federal
El gobernador DeSantis ha defendido el proyecto señalando que su ubicación —en medio de pantanos poblados por caimanes y pitones— refuerza la seguridad del centro. “Si alguien se escapa, ya sabes, hay muchos caimanes. Nadie va a ir a ningún lado”, declaró el mandatario.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha apoyado la iniciativa, y parte del financiamiento proviene de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
No obstante, los opositores consideran que la rapidez en la ejecución del proyecto busca impedir el control ciudadano y legal. “Las autoridades esperan que cuando un tribunal actúe, ya sea demasiado tarde”, advirtió la abogada Elise Bennett.
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Además del impacto en derechos humanos y ecología, los detractores señalan que la instalación afecta negativamente la imagen de los Everglades como destino turístico. “Este lugar no está en el medio de la nada. Es un ecosistema vivo, vibrante, con una comunidad activa y visitantes de todo el mundo”, afirmó Jessica Namath, fundadora del grupo Floridanos por las Tierras Públicas.