El primer mandatario de Guatemela, Bernardo Arévalo, es un sociólogo y exdiplomático de 65 años, hijo de Juan José Arévalo, el primer presidente popularmente electo del país tras la Revolución de 1944.
El padre de Arévalo salió al exilio cuando el expresidente Jacobo Árbenz fue derrocado en 1954 tras la intervención militar de Estados Unidos, por lo que Arévalo terminó naciendo en Uruguay, y regresó a Guatemala en su adolescencia con su familia.
Arévalo ha ocupado cargos importantes durante su carrera como el de cónsul en Israel, viceministro de Relaciones Exteriores en su país y embajador en España.
Entre 2020 y 2024 fue diputado en el Congreso por Movimiento Semilla, un partido que surgió primero como un grupo de análisis tras las protestas de 2015 que llevaron a la dimisión del entonces presidente, Otto Pérez Molina, salpicado por escándalos de corrupción política por los que fue finalmente condenado.
Arévalo fue el primer aspirante a presidente de la formación, dado que la candidatura de 2019 de la exfiscal general Thelma Aldana no fue finalmente autorizada por las autoridades electorales.

Su ideología izquierdista fomentó el rechazo en grupos que tradicionalmente ostentaron el poder en el país. Muchos de sus opositores lo calificaron de “comunista”.
Una de sus principales banderas en su campaña fue la lucha contra la corrupción en el Estado desde un gabinete específico anticorrupción y una comisión de vigilancia, autónoma del gobierno, creada con el mismo objetivo.
También aseguró que su gobierno no permitirá ninguna discriminación de la población, algo que sus opositores utilizaron para afirmar que perseguía legalizar el matrimonio igualitario y promover el aborto.
Arévalo y pocos aliados
El principal desafío de Arévalo será seguir tratando de mejorar las condiciones de vida y oportunidades de más de la mitad de la población que vive bajo el umbral de la pobreza y la mitad de la infancia que sufre desnutrición crónica.
Considerada la mayor economía de Centroamérica, el país también cuenta con una de las desigualdades más grandes de América Latina.
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Esto se refleja en una crisis migratoria que no deja de aumentar y en la ausencia de suficientes servicios básicos de salud y educación, especialmente en zonas rurales.
Aunque si hay un reto específico para Arévalo será el de tratar de cumplir con su principal promesa de acabar con la corrupción.
Otras de sus propuestas pasan por el control de las cárceles y fortalecer a la Policía Nacional Civil en materia de seguridad, generar empleo mediante la construcción de carreteras e infraestructuras con inversión pública, la puesta en marcha de más de 400 nuevos puestos de salud y la concesión de becas para estudiantes.

Las altas expectativas que la mayoría de los habitantes de Guatemala han depositado en un proyecto como el de Arévalo, que promete tantos cambios tendrán que sortear el hecho de quecuente con muy pocos aliados.
Las dificultades de Arévalo podrían verse en un Congreso de amplia mayoría conservadora, donde el Movimiento Semilla cuenta con 23 diputados de un total de 160, por detrás del oficialista Vamos y la UNE que ya mostraron en el pasado su capacidad para forjar alianzas.