La Basílica Catedral de Higüey o de Nuestra Señora de la Altagracia, es un importante lugar de peregrinación en República Dominicana, considerada la catedral católica más grande del Caribe.
Este templo honra a la patrona de los dominicanos, la Virgen de La Altagracia, y fue construido para reemplazar un antiguo santuario en donde se veneraba a la Santísima Virgen.
La construcción de la Basílica de Higüey comenzó en 1954 por órdenes del primer Obispo del municipio de Higüey, Monseñor Juan Félix Pepén. Fue inaugurada el 21 de enero de 1971 y el 12 de octubre de este mismo año es declarada como Monumento Dominicano. Luego, el 17 de octubre del mismo año el Papa Paulo VI la declara como Basílica Menor y dos años después, el 15 de agosto de 1973 se convierte en Catedral de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey por mandato apostólico.
Fue construida en el centro de la ciudad con una estructura en forma de cruz latina, la puerta principal está hecha de bronce con un baño de oro de 24 quilates y posee un campanario de 45 campanas hechas de bronce.
El origen de una devoción
En la Basílica de Higüey se encuentra la imagen de la Virgen de La Altagracia. Se dice que esta imagen fue traída a isla La Española por Alonso y Antonio de Trejo oriundos de Placencia en Extremadura, España, colonos y personas nobles quienes, notando ciertos milagros que dicha imagen había realizado con ellos, la colocaron para su más amplia veneración en la Iglesia Parroquial de Higüey donde ellos vivían.
Antes del año 1540 el culto altagraciano era una realidad en la localidad de Higüey y los peregrinos venían a su Santuario que era una pobre iglesia, hasta que en 1569 se inició una construcción en piedra.
Te puede interesar:República Dominicana ofrece sus encantos al mundo entero
La obra de la Basílica Catedral de Higüey fue construida por los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré, que fueron seleccionados mediante un concurso internacional anunciado en 1947 y llevado a cabo en 1949 cuando fue elegida la propuesta de los mencionados arquitectos.
El altar exhibe una pintura de la Virgen María del siglo XVI que es la pieza central de la devoción. La tradición católica refiere que en 1572 un niño enfermo se curó después de ver aparecer a la Virgen María en un naranjo en la zona donde hoy se encuentra el templo, y más tarde encontró una pintura de la Virgen debajo del árbol.
Cada 21 de enero peregrinos de todo el país y de otras latitudes acuden al santuario para presentar sus respetos y hacer sus peticiones frente al altar.