El pasado 2 de septiembre trascendió la noticia de que nueve migrantes murieron al tratar de atravesar el Río Bravo, de México a Texas, uno de los sitios más peligrosos por donde los migrantes ilegales hacen el intento de ingresar a Estados Unidos.
Esas víctimas mortales forman parte de la larga lista de 748 fallecidos que se han registrado en el último año fiscal que comenzó el 1 de octubre y aún no termina. Las autoridades del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) consideran que se trata de una cifra récord si se compara con periodos anteriores según lo dieron a conocer a la cadena de noticias CNN.
La cifra supera en casi 200 a los muertos registrados en el anterior periodo fiscal cuando se registraron 557 fallecidos. El año fiscal termina este 30 de septiembre, así que es posible que el número de 748 víctimas mortales aumente en lo que resta del mes, comentó un funcionario de Seguridad Nacional a la cadena televisiva.
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Los migrantes indocumentados que pretenden ingresar a Estados Unidos cruzando la frontera se exponen a diversos peligros. Las condiciones climáticas relacionadas con altas temperaturas, las corrientes del Río Bravo, caídas desde lo alto de la valla fronteriza y la barbarie de los traficantes de personas.
Una macabra muestra de los citados riesgos ocurrió en junio pasado cuando más de 50 personas fallecieron en el interior de un camión tráiler en San Antonio, Texas. Las víctimas viajaban hacinadas en el interior de un contenedor mientras en el exterior se registraba una temperatura de casi 40 grados centígrados.
De acuerdo con un reporte publicado por la cadena Telemundo, la cifra real de migrantes indocumentados fallecidos en el último año fiscal podría ser más elevada ya que existen ocasiones en las que los cuerpos no son recuperados por las autoridades locales.
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De acuerdo con un reporte de la cadena de televisión Univisión, el flujo de migrantes indocumentados se ha incrementado debido a las condiciones de pobreza y violencia en gran parte de Centroamérica, Suramérica y el Caribe. Muchos venezolanos y de otras nacionalidades optan por atravesar caminando la peligrosa selva del Darién ubicada entre Colombia y Panamá.
La misma fuente refiere que organizaciones no gubernamentales advierten que el incremento de las medidas de seguridad, así como las restricciones para los migrantes impuestas debido al coronavirus, ha hecho que los traficantes de personas llamados coyotes tomen caminos cada vez más riesgosos para los migrantes.