La vieja máxima popular que desde niños se aplica en los Estados Unidos privó en la primera sesión del juicio político en el Senado donde los republicanos son mayoría: Mi casa, mis reglas.
Tras trece horas de una pertinaz muestra de argumentos, los demócratas vieron rechazadas todas y cada una de sus enmiendas a las reglas del juicio político contra Donald Trump, así como la petición de admisión de testigos, en la primera jornada del impeachment, en la que la mayoría republicana aprobó sus condiciones para el proceso con el peso de los votos.
Los plazos, derechos, procedimientos y locuciones se llevaron a cabo de manera impecable bajo la conducción del presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, John Roberts, quien guió por el sendero del protocolo a Senadores y fiscales del proceso que desde las primeras horas mostraron su deseo de aprobar en esa sesión las reglas del juicio.
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Con 53 votos a favor y 47 en contra, las reglas marcan que tanto la acusación demócrata como la defensa de Trump tendrán cada una 24 horas divididas en tres jornadas para sus alegatos, que según está previsto empezarán este próximo mediodía.
El juicio político se basa en dos cargos, los de abuso de poder y obstrucción al Congreso, relacionados con las presiones de Trump a Ucrania para que investigara a uno de sus posibles rivales en las elecciones de 2020, el exvicepresidente Joe Biden.
Según la oposición demócrata, Trump condicionó la entrega de casi 400 millones de dólares en ayuda a Ucrania y también la programación de una reunión con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a su exigencia de que Kiev anunciara que planeaba investigar a Biden.
El camino del impeachmen
Pasados esos seis días, posiblemente el martes de la semana que viene, el Senado abrirá un turno de preguntas y respuestas y luego debatirá si extiende el juicio político contra Trump con testigos que reclaman los demócratas o, por lo contrario, lo cierra por la vía rápida presumiblemente a favor del presidente.
La imagen monolítica de los republicanos en la Cámara Alta dio forma a la atmósfera de la primera sesión del juicio político, un comportamiento anunciado que de acuerdo al desarrollo de los hechos no tendrá reveses ni sorpresas.
Los conservadores en el Senado cuentan con mayoría absoluta una situación que le permite contener con éxito la aparición de cisma, porque con tan solo mantener un tercio de los votos absolverían de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso al presidente Trump, imputaciones ambas nacidas del Congreso donde la mayoría demócrata recaudó pruebas que le acusan de presiones a Ucrania.
Si los republicanos pretendían un juicio rápido desde el inicio, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, emprendió una estrategia dilatoria con la introducción de una docena de enmiendas para modificar la propuesta de reglas presentada por los republicanos cuyo debate se alargó durante 13 horas.
Demócratas sin opciones
Las reglas se aprobaron finalmente cerca de las 02:00am de acuerdo al plan trazado por la mayoría republicana en el Senado. La aplanadora de los conservadores dejó sobre el pavimento de las horas aplastadas todas las pretensiones de enmiendas que pedían los demócratas, por ejemplo, la comparecencia del exasesor de Seguridad Nacional John Bolton, del jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, o la inclusión de documentos del Pentágono y del Departamento de Estado.
En medio de la plomiza jornada hubo una gota que se salió del dique conservador, una de las enmiendas que igual fue rechazada recibió un voto favorable republicano, el de la senadora Susan Collins, quien se ha mostrado partidaria de ceder a algunas de las peticiones de los demócratas para el juicio. Sin embargo la acción no pasó de ser un “matiz en el evento”.
Antes del inicio de este proceso los republicanos desde el Senado advirtieron que los demócratas de la Cámara de Representantes estaban arando en el mar, porque en la tierra de la Cámara Alta no cosecharán nada.
No habrá sorpresas
Es así que las calculadas escenas vistas en la primera sesión de impeachment que se desarrolla en el Senado, no tendrán variación a lo largo de todo el proceso y será menos que una actividad federal, una tarea partidista que está destinada a acabar en la absolución de Donald Trump.
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Algunos analistas dicen que alguna variación podría lograrse de sentirse un respaldo del público a favor de un castigo en base a lo imputado, pero a la fecha los números en un Estados Unidos polarizado no son suficientes para que una presión nacida del pueblo le dé vuelta al “impeachment” que obligue a algunos senadores republicanos a cambiar su voto.