En el campo de tiro de Chateuraux de Francia, la guatemalteca Adriana Ruano ganó el oro olímpico en foso, un triunfo histórico para su país que jamás había subido a lo más alto del podio en la principal cita deportiva mundial.
Fue un triunfo abrumador, con récord olímpico de 45 platos, cinco más que la siguiente clasificada, la italiana Silvana Maria Stanco; el bronce fue para la australiana Penny Smith, con 32.
Antes de dedicarse al tiro olímpico en foso, Adriana Ruano fue gimnasta y representó a su país en los Juegos Panamericanos de 2010, pero una lesión de columna le obligó a dejar la gimnasia.
Su médico le recomendó el tiro olímpico tras retirarse de la gimnasia; así no tendría impacto en su columna vertebral. En diciembre de 2012 un amigo de su hermano le invitó a practicar el tiro y un tirador local la animó también, hasta hoy con el oro en París 2024.
El oro de Ruano, que llega ocho meses después de dar un aviso con su triunfo en los Juegos Panamericanos de Santiago, es la segunda medalla de los Juegos de París para Guatemala, las dos en tiro, tras el bronce ganado anteriormente por Jean Pierre Brol en el foso masculino.
Antes de ellos el único metal para Guatemala era la plata de Erick Barrondo en los 20 kilómetros marcha de Londres 2012.
Ruano, de 29 años, hizo a un lado la presión y dominó la competición desde el primer disparo: tres plenos en las tres primeras series y solo un fallo en cada una de las dos siguientes.
Lo contrario que las tiradoras españolas: Molné, debutante olímpica a sus 20 años, hizo un 5 de 5 en esa aparte inicial y tuvo un error en todas las demás. Mejor en todo caso que Fátima Gálvez, que entró en la final con cuatro fallos de cinco y no pudo aspirar a mucho. Evitó ser la primera eliminada -lo fue la china Cuicui Wu-, pero cayó en la siguiente serie. La granadina, campeona de Tokio 2020 en foso mixto, se quedó en 23 aciertos.
Con nervios de acero
En la segunda mitad de la competición Ruano se mostró cada vez más segura: cinco, cuatro, cinco y cinco platos rotos, con unos nervios de acero, mientras sus rivales iban cayendo.
La italiana falló el primero y el último; Ruano, ya campeona, el segundo y el tercero. Sus 45 platos fueron récord olímpico y mejoraron los 43 que rompió la eslovaca Zuzana Rehak en la final de Tokio 2020.
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La lista de países campeones olímpicos creció gracias a una nutricionista deportiva que puso el nombre de Guatemala en lo alto de un podio. La “pequeña gigante”, tiradora desde los 17 años, cumplió su sueño. Lloró en el podio, bajo el cielo plomizo de Chateauroux, la lejana sede de tiro de los Juegos de París, hermanada ya para siempre con Guatemala.