¿Hasta dónde el mundo está dispuesto a permitir que una empresa maneje de forma hegemónica la libertad de expresión en el ámbito digital? Facebook, que arribó a sus 15 años de existencia, pareciera tener ese rol en la actualidad, y del gran “democratizador”, podría estar derivando en el gran censor del planeta.
No han sido pocos los líos en los que se ha metido la empresa de Mark Zuckerberg, que desde su nacimiento lleva la mácula de procesos legales que la involucran a temas de reputación, precisamente una de las variables “morales” de la que se muestra hoy como adalid al punto de jugar el rol como garante de la libertad de expresión online.
Las empresas de Zuckerberg se constituyen de facto un monopolio, Facebook, Instagram y WhatsApp, las más populares plataformas de comunicación son de su propiedad.
Este aparente oligopolio ha abierto un intenso debate sobre el papel de regulador de la libertad de expresión digital y si es éticamente correcto que el dueño de la plataforma sea a su vez quien decide cuales contenidos son viables y cuáles no sin ningún tipo de intermediación.
Facebook siempre ha estado clara sobre la materia prima de su negocio: La información. De allí que las teorías de colusión y el reconcomiendo ante fuerzas superiores a la corporación de transgresiones la han dejado expuesta ante la opinión pública.
Una de las primeras cosas que hay que observar para ordenar los por qué de las investigaciones judiciales en las que ha estado involucrado Facebook, son sus términos de uso. Y de los muchos ítems de las letras que nadie lee el más interesante es:
“Usted le otorga a Facebook el derecho irrevocable, perpetuo, no exclusivo, transferible y mundial (con la autorización de acordar una licencia secundaria) de utilizar, copiar, publicar, difundir, almacenar, ejecutar, transmitir, escanear, modificar, editar, traducir, adaptar, redistribuir cualquier contenido depositado en el portal”.
Ahora, para contextualizar el poderío de la empresa, se tiene como dato que Facebook ha crecido hasta tal punto que alrededor de un tercio de la humanidad tiene actualmente una cuenta, lo que le da una posición de dominio casi absoluto en el mercado.
Puedes leer: Conoce las nuevas actualizaciones de YouTube y Twitter
Es cierto que la plataforma ha dado a millones de personas la posibilidad de compartir sus ideas y puntos de vista con una audiencia potencial gigantesca, lo que ha “democratizado” el mundo de la comunicación pública y ha supuesto un avance innegable en cuanto a libertad de expresión.
Pero por otro lado esas condiciones de la licencia le ofrecen a Facebook la propiedad comercial de todo lo que tiene que ver con la vida privada de cada miembro de la red.
Aunque el director ejecutivo Mark Zuckerberg, declaró, para tranquilizar a los usuarios, que “nunca se utilizará esta información fuera del servicio Facebook”, la red social obtiene facultad de utilizar esta información como desee.
No obstante hay muchas contradicciones:
- El 21 de abril del año 2010 se dio a conocer que Facebook planea hacer visibles las páginas web consultadas por sus usuarios, lo que ha levantado polémica debido a la pérdida de la privacidad.
- En 2013, Karsten Gerloff, presidente de la Fundación de Software Libre de Europa (FSFE), pronosticó que la red social funcionaría hasta el año 2016, y el motivo principal de este hecho lo atribuyó a Facebook entre otras compañías toma a los usuarios como un producto que vender a sus verdaderos clientes: empresas y servicios secretos.
- Facebook fue señalada, entre otras compañías desarrolladoras de productos de tecnología informática punta, como una de las involucradas dentro del programa de vigilancia electrónica de alto secreto (Top Secret) PRISM, a cargo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos, según los informes y documentos filtrados por el ex informante y empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Edward Snowden en junio de 2013.
- El 17 de marzo de 2018, The New York Times, The Guardian y The Observer denunciaron que la empresa Cambridge Analytica estaba explotando información personal de los usuarios de Facebook, adquirida por un investigador externo que afirmaba estar haciéndolo para fines académicos. Cambridge Analytica fue acusada de haber obtenido la información de millones de usuarios de Facebook, atentando contra las políticas de uso de la red social y de haber utilizado esos datos para crear anuncios políticos. The Guardian informó además que Facebook había tenido conocimiento de esta violación de seguridad durante dos años, pero no hizo nada para proteger a sus usuarios.
- Varios políticos utilizaron la información de la violación de datos para tratar de influir en la opinión pública. Los eventos políticos en los que pagaron a Cambridge Analytica por usar información de la violación de datos incluyen los siguientes: Campaña presidencial de 2015 del político estadounidense Ted Cruz y la campaña presidencial de 2016 de Donald Trump.

Luego de tres lustros de vida es innegable que la empresa se ha convertido en una de las principales herramientas que la ciudadanía usa para informarse.
Pero más allá de esta realidad en la actualidad no se tiene claro por qué de ser una empresa de programación la tecnología dedicada a dar espacios para la libertad de expresión, Facebook haya derivado en un espacio donde se toman decisiones editoriales en torno a la comunicación.
Con miras a la celebración de los 15 años de Facebook, uno de sus portavoces reafirmó que “nuestras políticas se basan en los siguientes principios: seguridad, voz e igualdad”, pero extrañamente pidió a los reporteros de la agencia española estatal de noticias “no ser identificada” a la sazón de respetar las directrices de la compañía en cuanto a las declaraciones públicas de sus empleados.
“Nuestro objetivo es ofrecer puntos de vista diversos. Por defecto, permitimos todos los contenidos, incluso cuando los encontramos desagradables, a no ser que eliminar ese contenido particular pueda prevenir un daño concreto”, indicó la portavoz de la empresa que abandera la libertad de expresión online sin definir a que se refiere con “un daño concreto”.