Dos grandes empresas chinas, BYD y Great Wall Motor, dominan las ventas de vehículos eléctricos en el mercado automotriz brasileño, el sexto más grande del mundo. Pero ahora, los dos gigantes están construyendo fábricas en el país latinoamericano, lo que se traducirá en ventas de automóviles libres de aranceles en toda América Latina.
Ricardo Bastos, director de relaciones institucionales de Great Wall en Brasil, aseguró que la marca debe invertir fuera de China para evitar que el “proteccionismo sea más severo”.
BYD espera comenzar a producir a mediados de 2025 en una nueva fábrica que sería la primera fuera de Asia. Mientras que, Great Wall pretende iniciar actividad en una planta ubicada cerca de São Paulo antes del fin de este año.
Yale Zhang, director gerente de la consultora Automotive Foresight en Shanghai, explicó que Brasil es un importante mercado emergente y es una apuesta importante para China ante los obstáculos que les impiden entrar en mercados grandes y desarrollados.

Además de la creciente inversión china en el extranjero, Brasil se presenta como un escenario promisorio para recibirlas. Se debe a que, entre otras cosas, este año el Gobierno impuso aranceles del 10% a las importaciones de vehículos eléctricos, y aumentarán hasta el 35% para 2026.
Incluso para exportar automóviles fabricados en Brasil a otros países latinoamericanos sin aranceles, los productores necesitan obtener aproximadamente la mitad de sus componentes en la industria local. Si no pueden cumplir con ese criterio, BYD y Great Wall corren el riesgo de perder su ventaja en precios.
Ambas compañías planean comenzar con el ingreso de importaciones de China a Brasil para su posterior ensamblaje en el país latinoamericano. Al mismo tiempo, desde las empresas fabricantes de vehículos acelerarán la búsqueda de proveedores locales.
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Ante esto, Tyler Li, presidente de BYD Brasil indicó que hay falta de proveedores porque la industria en Brasil decayó en los últimos años. Aun así, afirmó que su empresa pretende fabricar el 60% de los componentes en el país latino en un plazo de cinco años.
Trabas y expansión
Los nuevos gigantes industriales de Beijing no son bienvenidos en Estados Unidos, país que decidió aumentar los aranceles a productos procedentes de China valorados en 18.000 millones de dólares, apuntando a sectores estratégicos como vehículos eléctricos, baterías, acero y minerales críticos.
Además, son vistos con sospecha en Europa, aunque el primer ministro de Francia compartió recientemente que su país daría la bienvenida a una compañía fabricante de automóviles chino.
Más allá de esos límites, la tendencia general en los demás mercados es de crecimiento. En el sudeste asiático, la inversión directa china casi se cuadruplicó el año pasado.
En la industria automotriz, BYD tiene un importante proyecto en Hungría y Chery Automobile anunció el mes pasado planes de producción en Tailandia.
En total, según el grupo de expertos Rhodium Group, la inversión extranjera china a lo largo de la cadena de valor de los vehículos eléctricos probablemente establezca un nivel superior a los 30.000 millones de dólares en 2023.
A medida que los vínculos de China con el Occidente se deterioran, las inversiones en el exterior pueden ser la mejor apuesta del país oriental para mantenerse en buenos términos económicos con el resto del mundo emergente.