El gobierno de Estados Unidos anunció una reducción drástica en la validez de los permisos de trabajo para refugiados, solicitantes de asilo y otros migrantes, recortando el período máximo de cinco años a apenas 18 meses. La decisión forma parte de un conjunto de medidas más amplias impulsadas por la administración de Donald Trump para endurecer la política migratoria del país.
El cambio fue comunicado solo dos días después de que se suspendieran las solicitudes de inmigración para ciudadanos de 19 países que ya estaban sujetos a restricciones de viaje. Entre ellos se encuentran Afganistán, Yemen, Haití, Venezuela, Sudán y Somalia, cuyos nacionales tampoco podrán avanzar en procesos de residencia o ciudadanía mientras la suspensión esté vigente.
El endurecimiento de las políticas migratorias llega tras el atentado contra dos miembros de la Guardia Nacional en Washington. El presunto atacante es un afgano que llegó a Estados Unidos bajo un programa de reasentamiento posterior a la retirada militar estadounidense de Afganistán en 2021. Su solicitud de asilo fue presentada durante el gobierno de Joe Biden y aprobada en abril de 2025, ya bajo la administración Trump.
Joseph Edlow, director de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), señaló que el ataque del 26 de noviembre fue un factor determinante para acelerar los cambios. Aseguró que la reducción en la duración de los permisos permitirá realizar verificaciones más frecuentes y garantizar que quienes trabajan en el país “no amenacen la seguridad pública ni promuevan ideologías antiestadounidenses”.
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La medida se aplicará a refugiados admitidos, personas a quienes se les ha otorgado asilo y migrantes cuya deportación haya sido suspendida. Trump, que hizo campaña con la promesa de deportar a millones de migrantes indocumentados, afirmó tras el tiroteo que busca una “pausa permanente para la migración de todos los países del Tercer Mundo”.
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