La economía de América Latina y el Caribe crecerá un 2,1% en 2025 y un 1,8% en 2026, lo que la mantendrá como la región de mercados emergentes con menor dinamismo, según un reciente estudiode Crédito y Caución, la marca del seguro de crédito interior y a la exportación en España.
Los cambios en la política estadounidense están generando una presión externa significativa para la región debido a su proximidad geográfica y su integración económica. El país más afectado por la nueva política arancelaria es México, cuya ralentización repercutirá en el crecimiento de toda la zona.
El crecimiento económico mexicano ya había experimentado una desaceleración al cierre de 2024 hasta situarse en el 1,2%, lo que supuso un comienzo de año débil que se ha agravado con la guerra comercial iniciada por el gobierno estadounidense desde principio de año.
Más del 80% de las exportaciones de bienes nacionales se envían a Estados Unidos, lo que representa casi el 28% de su producto interior bruto. Las distintas tasas arancelarias que se han ido imponiendo a lo largo del año han elevado el tipo arancelario efectivo sobre las exportaciones de México a EE.UU. de casi cero, a principios de año, al 9,5% actual.
Más allá de México, la economía de América del Sur recae con especial incidencia en la evolución de Argentina y Brasil, dos países afectados por la incertidumbre generada por las próximas elecciones generales y legislativas.
En el caso de Argentina, la previsión es que la economía crezca un 4,2% en 2025. Sin embargo, esta cifra y la evolución positiva del país en los siguientes años necesita del apoyo en el Congreso de los distintos partidos políticos a la estrategia económica del presidente, Javier Milei.
En relación a Brasil, si bien el país está bien posicionado para absorber cualquier impacto de los aranceles del 50% a los productos brasileños que crucen la frontera estadounidense, el gobierno de este país deberá hacer frente a la incertidumbre política provocada por el reciente juicio al expresidente brasileño, Jair Bolsonaro.
Lee también:OEDC: la inmigración es vital para la economía de EE. UU.
Asimismo, la volatilidad de los precios del petróleo y la debilidad del dólar estadounidense suponen también un efecto negativo para el dinamismo económico de Latinoamérica porque, si bien la bajada de los precios del petróleo puede beneficiar a los países importadores, plantea retos para los que son productores, como México.
Venezuela es el país más afectado ante la amenaza de imponer aranceles del 25% a los importadores de petróleo venezolano. Esto ha provocado una caída de la producción petrolera, una disminución de las reservas oficiales, una depreciación de la moneda y un aumento de la inflación en ese país.
A pesar de estos retos, la mayoría de los países de la región siguen estando bien preparados para hacer frente a un entorno externo más exigente. El fortalecimiento de los marcos normativos, la independencia de los bancos centrales, la flexibilidad de los regímenes cambiarios y el aumento de las reservas oficiales son importantes pilares para la resistencia de estos mercados.