En el verano del 2000, el californiano Laird Hamilton pasó a la posteridad, inmortalizado en una foto, mientras se deslizaba sobre su tabla en el corazón de un majestuoso túnel de agua turquesa en Teahupo’o (Tahití).
El autor de la instantánea, Tim McKenna, recuerda para la AFP aquella ‘ola del milenio’.
“Es la ola perfecta, con la que se sueña por la noche y la que se dibuja en el cuaderno de clase cuando eres un niño”, explica el fotógrafo franco-australiano de 56 años, desde su estudio fotográfico situado a medio centenar de kilómetros del enclave en que se desarrollarán las pruebas del surf en los Juegos de París-2024.
McKenna vive en Tahití desde el año 2005 y, a excepción de los chicos de Teahupo’o, conoce la conocida como ‘mandíbula de Hava’e’ mejor que nadie.
El 17 de agosto del año 2000, acompañó a la leyenda Laird Hamilton a ese enclave aún desconocido y capturó con el objetivo el instante preciso con el que los fotógrafos sueñan a veces toda una vida: un surfista lanzado en un monumental tubo turquesa de una ola de al menos tres metros.
De regreso a París unas semanas más tarde, reveló la imagen en un laboratorio especializado y se encontró de bruces con la que no tardaría en ser llamada la ‘millenium Wave (ola del milenio)’.

Teahupo’o en el mundo
“Sabía lo que tenía ante mí aquel día, pero si la foto estuviera borrosa o fuese fallida… había que esperar al resultado, era otra época”, sonríe el fotógrafo.
El surf de grandes olas estaba en aquel entonces en sus albores, pero la imagen fue portada de todas las revistas especializadas del planeta, y apareció incluso en numerosas publicaciones generalistas como el periódico Le Monde en Francia.
“Era diferente, era nuevo, parecía imposible de surfear. Creo que esa ola cambió la perspectiva de todo el mundo”, confesó unos años después Laird Hamilton.
Percibiendo que esa ola “revolucionaría el mundo del surf”, McKenna, nacido en Sídney pero que creció en Burdeos, se instala definitivamente en Tahití y se convierte en el gran especialista en captar imágenes de surf, en ese lugar, que se convertiría en centro de peregrinación de surfistas del mundo entero.
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Durante años las leyendas de ese deporte desfilaron delante de su objetivo en Teahupo’o: Kelly Slater, Andy Irons, Jérémy Florès, Gabriel Medina, Justine Dupont… “cuando hay grandes olas, los equipos se ponen en contacto conmigo y montamos un proyecto”, dice.
Agitación olímpica
En los archivos de su ordenador, 457.000 fotos de la “ola perfecta”, de aquellos y aquellas que intentaron domarla, pero también de otras olas vírgenes e inmaculadas. “La ola es tan hermosa que incluso sin surfista, depara bonitas imágenes”, estima McKenna.
Y el trabajo de MacKenna no se limita sólo a la foto. Colabora a menudo con marcas realizando vídeos y fotos submarinas, y, en base a su experiencia, se encarga de buena parte de la logística para dar con la ola.
Pero desde el anuncio de que la prueba de surf de los Juegos Olímpicos se disputaría en Tahití, el número de visitantes -surfistas y turistas- al enclave no ha cesado de aumentar.
“A veces se hace cada vez más complicado trabajar. Un poco como en la torre Eiffel, la gente viene a hacerse un selfi delante de Teahupo’o”, cuenta McKenna, que reconoce haber “participado también” en la mediatización del enclave.
En todo caso no se perderá las pruebas olímpicas, para inmortalizar nuevas gestas sobre su ola preferida, y, por qué no, realizar una nueva foto capaz de cambiar la historia de la disciplina.
Por: AFP