El Mundial de fútbol 2034 que la FIFA asignó en diciembre pasado a Arabia Saudita, no debería organizarse “sobre los hombros de los obreros muertos”, demandó Human Rights Watch, que publicó un informe sobre las violaciones de derechos de los trabajadores migrantes en ese reino árabe.
El informe se apoya en las entrevistas con familias de trabajadores fallecidos en las obras de “megaproyectos”, procedentes de Bangladesh, India y Nepal, con edades entre los 23 y los 52 años. También se tomó testimonio a tres testigos directos de accidentes mortales.
“Numerosos trabajadores migrantes en Arabia Saudita han muerto en accidentes de trabajo que se habrían podido evitar. La mayoría de esos muertos no son tipificados como accidente de trabajo, lo que priva a las familias de indemnizaciones; y cuando es posible, el proceso para ser indemnizado es largo y extenuante”, indica el informe de la organización no gubernamental.
“Ha habido electrocuciones, decapitaciones, aplastamientos: Arabia Saudita es un entorno de trabajo extremadamente peligroso”, denunció Michael Page, director adjunto de HRW para Oriente Medio y el norte de África, durante una videoconferencia de prensa.
La exposición prolongada al calor, la arena y el polvo, las leyes existentes pero que no se aplican, la inexistencia de la libertad de expresión, sindical o de prensa, “debieron haber hecho sonar la alarma en la FIFA” de cara a la atribución del Mundial 2034, dijo Page.
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“El balance de muertos no se conoce” ya que ninguna instancia puede documentarlos, indicó por su parte Ambet Yuson, secretario general de la Federación Internacional de los sindicatos obreros de la construcción y de la madera, y colaborador de HRW.