Este sábado 1 de mayo, Dia Internacional del Trabajador, el reclamo de ciudadanía para once millones de migrantes indocumentados animó a cientos de personas a participar en manifestaciones en varias ciudades de Estados Unidos la nación donde esta conmemoración tiene sus orígenes pero donde apenas se celebra.
Coreando el lema “sí se puede”, los manifestantes se reunieron en las adyacencias de la Casa Blanca y luego marcharon hasta el Congreso para expresar su respaldo a la reforma migratoria impulsada por el presidente estadounidense, Joe Biden, al igual que dos proyectos de ley a favor de los migrantes.
También ocurrieron movilizaciones similares en Los Ángeles, Chicago y Nueva York, en un día marcado por los primeros 100 días de Gobierno de Biden.
“Estamos aquí demandando una solución”, dijo a los medios de comunicación que lo entrevistaron, Luis Aguilar, director en el estado de Virginia de la organización Casa, uno de los movimientos que se sumó a la colorida y bulliciosa manifestación en Washington.
“El proyecto de ley más perfecto no significa nada si no se convierte en una solución, en una ley, en una política que cambie la situación de nuestra gente“, dijo el entrevistado.
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Cuando llegó a la Casa Blanca en enero pasado, Joe Biden cumplió la promesa que hizo en su campaña electoral de enviar al Congreso una propuesta de reforma migratoria que ofrece a millones de migrantes indocumentados la posibilidad de obtener un estatus temporal que al cabo de cinco años les permita aspirar a la condición de residentes y tres años después a la ciudadanía.
La reforma propuesta por el Presidente deberá conseguir por lo menos diez votos republicanos para sumar los 60 votos que se necesitan para la aprobación de la reforma en el Senado.
La Cámara de Representantes de mayoría demócrata aprobó en marzo dos de las propuestas de ley que prevén una vía a la ciudadanía para los “dreamers” (soñadores), los trabajadores agrícolas migrantes y los beneficiarios de los programas TPS y DED que ofrecen un amparo migratorio temporal para quienes han huido de conflictos o desastres naturales en sus países.
Sin embargo, estos dos proyectos deberán también lograr el visto bueno de los senadores antes de alcanzar la sanción presidencial.