Desde la frontera entre Guatemala y México partió hace poco “La Madre de las Caravanas”, conformada por unos 6.000 migrantes que procuran encontrar una mejor vida.
La última y la más grande de las movilizaciones comenzó cerca del municipio mexicano de Tapachula. Sus integrantes pretenden gastarse los pies y recorrer 1.160 kilómetros hasta llegar a Ciudad de México, donde esperan regularizar su situación en alguna oficina del Instituto Nacional de Migración.
En esta ocasión intentarán caminar agrupados, sin dejar a nadie atrás, para evitar ser sorprendidos por las autoridades y los delincuentes. Miles de caminantes, en su mayoría de Haití, El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua esperan no disgregarse. Todos ellos huyen de la violencia y de la falta de oportunidades.
Un menor de edad también procedente de #Honduras 🇭🇳 recibió atención médica por dolor estomacal y en sus rodillas. Ambas personas parte de la caravana que transita por la carretera 🛣 pic.twitter.com/KrpEpnDIWk
— INM (@INAMI_mx) October 24, 2021
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) el término “caravanas migrantes” surgió como una forma de describir a los grandes grupos de personas que se mueven por tierra a través de las fronteras internacionales.
La primogénita de las grandes caravanas de migrantes de los últimos años partió de Honduras en octubre de 2018. Desde entonces han marcado una tendencia, una especie de moda que las hace cada vez más numerosas. A través de las redes sociales son organizadas y coordinadas.
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Para la OIM las caravanas proliferan porque los migrantes consideran que bajo esta circunstancia están más protegidos. Así escapan de los asaltantes de caminos y evitan pagarles a los desalmados coyotes y contrabandistas de personas. Además reciben asistencia de organizaciones gubernamentales y humanitarias.
Sin embargo, un número significativo de migrantes ha muerto en medio de estas travesías. “Testimonios de las personas migrantes han descrito secuestros, desapariciones, agresiones físicas y sexuales, tráfico y ejecución”, refiere la OIM.
La mayoría de los migrantes prefiere correr el riesgo en caravanas que morir de hambre en sus países o ver a sus hijos crecer en una sociedad que les niega un futuro digno.
Además las caravanas proporcionan valor a los viandantes quienes se benefician de una protección indirecta. El efecto manada les inyecta el atrevimiento necesario para continuar.
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Del mismo modo, el fenómeno de las caravanas ha despertado un debate público en distintos países de la región centroamericana y Estados Unidos. En el centro de la controversia se encuentra la necesidad de velar por los derechos humanos de los migrantes para evitar brutales embestidas policiales.
Entre las víctimas de este drama humano también se encuentran miles de niños que según la UNICEF corren el riesgo de ser explotados o abusados.