A partir del 5 de enero, toda personas mayor de 2 años que viajen a Estados Unidos desde China deberán realizarse una prueba de COVID-19 no más de dos días antes del viaje y proporcionar una prueba negativa antes de abordar su vuelo.
Esta decisión, tomada por el Gobierno estadounidense, obedece al aumento de casos en China, y a un intento de evitar que una nueva variante se propague en el país.
Otros países han tomado medidas similares en un esfuerzo por evitar que las infecciones se propaguen. Japón requerirá una prueba de COVID-19 negativa a su llegada para los viajeros de China, y Malasia anunció seguimiento y vigilancia. India, Corea del Sur y Taiwán exigirán resultados de virus negativos para los visitantes.

El Año Nuevo Lunar, que comienza el 22 de enero, suele ser la temporada de viajes más alta de China, además ese país anunció que reanudará la emisión de pasaportes para el turismo por primera vez desde el inicio de la pandemia en 2020.
La medida de EEUU es un retorno a los requisitos para algunos viajeros internacionales, puesto que el gobierno había levantado todas las medidas de protección en junio.
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En ese momento, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades continuaron recomendando que las personas que embarquen en vuelos a los EEUU se hagan la prueba cerca de la hora de salida y no viajen si están enfermas.

Al principio de la pandemia, en 2020, EEUU prohibió la entrada a los extranjeros que viajaban desde China. Más tarde, a los estadounidenses se les permitió regresar a casa y los vuelos se canalizaron a aeropuertos seleccionados donde los pasajeros fueron examinados exhaustivamente.