Chile se encontraba paralizado este domingo 20 de octubre, con prácticamente todo el comercio cerrado, suspensiones y cancelaciones de vuelos en el aeropuerto y sin transporte público, en medio de las peores protestas vividas en el país suramericano desde el retorno a la democracia en 1990, que suman tres muertos.
En horas de la mañana el centro de Santiago mostraba imágenes dantescas de destrucción. Semáforos en el suelo, restos de autobuses quemados, comercios saqueados y miles de piedras y escombros sobre las calles tras la serie de protestas que se iniciaron el viernes con el alza de las tarifas del metro.
El general de división del Ejército chileno Javier Iturriaga, responsable de la seguridad durante el estado de emergencia impuesto por el presidente Sebastián Piñera sobre Santiago y algunas comunas periféricas de la capital, decretó el sábado 19 de octubre el toque de queda en la capital por la persistencia de los disturbios.
Esta medida implica que las personas deben mantenerse en sus hogares y aquellas que requieran, por razones de salud o emergencia, moverse por la calle deben solicitar el salvoconducto correspondiente en la comisaría más cercana.
Pese al toque de queda y a que se desplegaron casi 10 mil militares en las calles, los disturbios continuaron durante toda la madrugada en Santiago y otras ciudades de Chile, como Valparaíso y Concepción, hasta donde también se extendió la medida que restringe la circulación. En total son seis las ciudades bajo estado de emergencia y tres de ellas en pleno toque de queda.
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En Santiago, tres personas murieron en un gigantesco incendio que se produjo tras el saqueo de un supermercado, uno de los muchos comercios saqueados e incendiados durante las últimas horas en la capital.
La intendenta (gobernadora) de Santiago, Karla Rubilar, dijo a la prensa que dos de las víctimas “estaban calcinadas y la tercera fue trasladada a un hospital en malas condiciones pero posteriormente murió”.

Otro blanco de los ataque fueron los buses del transporte público y las estaciones del metro. De acuerdo al Gobierno, 78 de estaciones del metro sufrieron destrozos, algunas quedaron completamente destruidas, y se desconoce cuándo la red podría estar completamente operativa de nuevo. Las reparaciones podrían tardar meses según expertos.

El sábado, decenas de manifestantes incendiaron el edificio de El Mercurio del puerto de Valparaíso, el diario en circulación más antiguo de Chile, según mostraron imágenes de televisión. Los manifestantes rompieron la enorme puerta del antiguo edificio de El Mercurio fundado en 1827, ubicado en pleno centro del puerto turístico de Valparaíso y quemaron el interior, contó al canal 13 el guardia de seguridad del lugar.
Los supermercados y los centros comerciales anunciaron que permanecerían cerrados este domingo, ante el riesgo de saqueos. Los taxis y las diversas aplicaciones móviles eran prácticamente la única forma de movilizarse en la capital chilena con siete millones de habitantes que ha soportado dos jornadas de violencia extrema.
“Estamos viviendo altísimos niveles de delincuencia, pillaje y saqueos”, dijo Alberto Espina, ministro de Defensa.

Para este domingo el presidente Sebastián Piñera, que ya anunció la suspensión del alza de las tarifas del metro, que había subido de 800 a 830 pesos (1,13 a 1,17 dólares), se reunirá con sus ministros y otras autoridades para discutir cómo hacer frente a la situación.
Protestas de tal magnitud eran inimaginables hasta hace escasos días, cuando el mismo mandatario se refería a su país -que tiene previsto acoger a mediados de noviembre la cumbre de líderes del foro de Cooperación del Asia Pacífico (APEC)- como un “oasis” de tranquilidad en la región.
Para el lunes, en tanto, cuando universidades y colegios suspendieron sus clases, estudiantes convocaron a una nueva jornada de protestas.