Carreteras agrietadas, paredes desplomadas y una madrugada de miedo. Venezuela acaba de vivir una serie de temblores que si bien no dejaron víctimas, sí causaron daños materiales en las poblaciones ubicadas en la zona del epicentro.
El petrolero estado Zulia, fronterizo con Colombia, resintió la mayor intensidad de los sismos que sobrepasaron magnitudes de 6. La mayoría tuvo su epicentro entre Mene Grande, Lagunillas y Bachaquero, poblaciones donde abundan instalaciones petroleras.
Son los temblores más fuertes sentidos en Venezuela desde 2018 cuando un terremoto de 7,3 estremeció varias ciudades.
Las autoridades venezolanas reportaron diez sismos y 21 réplicas, pero no han ofrecido un balance final sobre afectaciones.
“Fue muy sorpresivo para todos, estábamos en la casa, teníamos niños (…) y todo el mundo salió hacia afuera para resguardarse”, dijo Dennys Espinoza, de 38 años a la AFP, residente del municipio Baralt, cuya capital Mene Grande fue uno de los principales epicentros de los temblores.
El principal hospital de Baralt fue evacuado después de que varias grietas afectaran la estructura y pedazos de techo sucumbieron ante las vibraciones.
El tránsito fue suspendido en varias vías con amplias grietas en el asfalto.
“Demasiado fuerte”
El servicio de agua también fue suspendido pues se derrumbaron los “tanques metálicos” desde donde se abastece a la población, dijo a la AFP Samuel Contreras, alcalde de Baralt.
“Hasta ahora tenemos 16 viviendas totalmente perdidas”, señaló. Otras 26 presentan muros resquebrajados, techos o paredes caídas.
En su mayoría las viviendas afectadas eran construcciones precarias, lo que facilitó su colapso, dijo.
La actividad comercial también fue afectada pues varios locales sufrieron daños. Pocos comercios abrieron sus puertas y muchos de los propietarios recogían los escombros este jueves 25 de septiembre.
Alí Materano, de 33 años, estaba por cerrar el negocio donde vende accesorios para autos cuando sintió el primer temblor. “Fue algo demasiado fuerte”, describió. En ese momento vio cómo las paredes del local se agrietaban y caían escombros.
Con un otro temblor más intenso hacia la medianoche la pared terminó de derrumbarse. “Nos toca seguir adelante, qué más vamos a hacer”, se consoló Materano, que vende sus productos en un local rentado que ahora debe reparar.
Una escuela del pueblo también sufrió daños. Los inclementes rayos solares que convierten esta región en una de las más calurosas de Venezuela, se cuelan por el orificio que dejó el colapso de una pared.
Las mesas, las sillas y el piso también acumulaban restos de escombros. La directora del colegio, Iris Leal, recoge carpetas, cuadernos y juegos, mientras parece aislada de todo.
“Hasta los momentos, como no he tenido señal (…) no he podido pasar el reporte de la institución, estoy varada”, comenta.
En Caracas, 700 km al este de la capital de Zulia, los dos temblores más fuertes se sintieron con intensidad.
El más prolongado hizo estremecer algunos edificios y llevó a muchos habitantes a bajar a las calles alrededor de la medianoche, constataron periodistas de AFP.
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En Venezuela no son frecuentes los sismos de intensidad mayor.
Uno de los últimos terremotos que dejó víctimas en Venezuela ocurrió en Caracas el 29 de julio de 1967 con 283 fallecidos y 2.000 heridos.
El otro se registró en Cariaco, en el oriental estado Sucre, el 9 de julio de 1997 y dejó 73 muertos.
Se estima que un 80% de la población de Venezuela vive en zonas de alta amenaza sísmica.
Por: AFP