El sacerdote católico argentino Eduardo Lorenzo se suicidó tras recibir una orden de detención de la Justicia por supuestos abusos sexuales y corrupción de tres menores, confirmaron fuentes judiciales.
Lorenzo conoció el lunes por la tarde la orden contra él emitida por la jueza Marcela Garmendia, por abusos que presuntamente cometió hace más de diez años cuando fue cura en la ciudad de La Plata. Ese mismo día el cura se quitó la vida de un disparo en el corazón con una pistola calibre 32 en una de las sedes de Cáritas en la ciudad de La Plata, confirmó la fiscal de la causa Ana Medina.
La Justicia empezó a seguir el caso en 2008 cuando un denunciante, que negó haber sido víctima directa del párroco, relató situaciones de insinuaciones por parte del sacerdote a otro chico, pero finalmente casi una década después, aceptó haber sido una de las víctimas de abuso.
A partir de ese momento, el caso se activó, aparecieron otras supuestas víctimas y testigos y todo esto derivó en la orden de detención. Las autoridades no apresaron inmediatamente a Lorenzo porque la defensa de sacerdote presentó un recurso para eximirlo de prisión y aunque la jueza del caso lo rechazó, la orden no podía efectuarse hasta que quedara en firme.
Desde el Arzobispado de La Plata lamentaron en un comunicado emitido este martes la muerte de Lorenzo. “Ante la muerte de nuestro hermano Eduardo Lorenzo, que se quitó la vida después de largos meses de enorme tensión y sufrimiento, solamente nos cabe unirnos en oración por él para que el Dios de la vida lo reciba en el amor infinito. El mismo Señor nos ayudará a comprender algo en medio de este misterio oscuro, y nos enseñará algo aún a través de este dolor”, expresó el arzobispo de La Plata, Víctor Manuel Fernández.
“Acompañamos con la plegaria a sus familiares, amigos y a quienes lo apreciaban como sacerdote. Más allá de que no se había concluido un juicio por las acusaciones presentadas, también oramos por quienes puedan haberse sentido ofendidos o afectados por él”, añadió el prelado.
El sacerdote Eduardo Lorenzo había negado los abusos. “Yo no soy un pedófilo”, se defendió hace una semana ante una consulta del diario La Nación. “Estoy demolido, estoy en un momento de mi vida espantoso”, agregó.
El sacerdote fue capellán penitenciario y fue párroco de distintas iglesias de la provincia de Buenos Aires. Las denuncias de abusos sexuales de al menos cinco adolescentes se remontan a los años 90 y a 2008.
Lorenzo estaba bajo investigación canónica y tenía licencia en su desempeño como párroco y la prohibición de realizar actividades con menores de edad.
En noviembre la justicia argentina dictó las condenas más elevadas de su historia a curas abusadores al sentenciar al octogenario italiano Nicola Corradi a 42 años de cárcel y al argentino Horacio Corbacho a 45 años por múltiples abusos a niños sordos del Instituto Antonio Próvolo en la provincia de Mendoza, en el oeste argentino. Corradi había sido denunciado décadas atrás sin que hubiera consecuencias penales o en la justicia canónica.