La precariedad de los valores humanos de algunas personas hace que la pandemia de la COVID-19 sea una experiencia aún peor. El acoso en Philly de índole sexual contra los trabajadores de servicios con propinas enrudece a la pandemia.
Los empleados que mejoran sus ingresos a partir de “tips” son más vulnerables a contraer la COVID-19. En el mejor de los casos, los trabajadores de la industria de servicios suelen recibir un salario inferior al mínimo. Debido a eso dependen de las propinas para compensar la diferencia.
En un estudio realizado por One Fair Wage los trabajadores que dependen de las propinas corren un doble riesgo: el ser contaminados y además acosados. Sobre este tema Debbie Elliott y Emma Bowman de NPR realizaron un trabajo del que tomamos datos. El más aterrador, la exigencia de los cliente varones para con las trabajadoras. Ellos dicen: “Quítate la máscara para saber cuánto te daré de propina”.
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Los periodistas advierten que los que siguen trabajando en una industria azotada por la pandemia están en primera línea. Hacen cumplir las medidas de seguridad de la COVID-19. Lo logran a expensas tanto de los ingresos por propinas como de evitar el acoso.
Acoso en Philly
Un nuevo informe de One Fair Wage tiene datos interesantes. Más del 80% de los trabajadores están viendo una disminución en las propinas. Asimismo más del 40% dicen que están enfrentando un aumento en el acoso sexual de los clientes.
Saru Jayaraman, presidente de One Fair Wage, dijo que “nos sorprendió mucho lo horrible que es la situación”. Las declaraciones fueron emitidas en una entrevista con Weekend Edition. “Pero creo que lo más horroroso, que honestamente todos los que participamos en el estudio quedamos impresionados, fue el enorme aumento de la hostilidad y el acoso sexual”.
Las cualidades de los estadounidenses en relación a su propensión a los asaltos sexuales están documentadas en la ONU. Un informe estadístico de las Naciones Unidas lo dice todo. Fue compilado a partir de fuentes gubernamentales. Coloca a EEUU en el puesto número 10 de los países con más recurrencia en asaltos sexuales. De allí que el acoso en Philly no es algo inusual.
La espantosa lista la encabeza Sudáfrica y la finaliza Islas Salomón de los 130 países alineados en el rannking. El grupo de One Fair Wage encuestó a aproximadamente 1.600 trabajadores de restaurantes. Barrió a cinco estados: Nueva York, Massachusetts, Nueva Jersey, Illinois, Pensilvania y Washington, D.C. Casi 60% de esos trabajadores se mostraron reacios a imponer el distanciamiento social y el uso de máscaras con clientes de los que recibirían propinas.
La propina como detonante
El título del informe, “Quítate la máscara para saber cuánto te daré de propina”, es una referencia a uno de los varios comentarios inquietantes. La expresión es comúnmente escuchada de boca de los clientes.
“A las mujeres de todo el país que trabajan en restaurantes se les pide que se quiten las máscaras. Así los clientes varones puedan juzgar su apariencia y por lo tanto sus propinas sobre esa base”, dijo Jayaraman.
Los encuestados también expresaron su preocupación por los protocolos de salud adecuados en sus lugares de trabajo. Según los CDC, son entornos que favorecen un alto riesgo de propagación del coronavirus. Un informe de septiembre de los CDC encontró que los adultos que habían contraído el COVID-19 tenían el doble de probabilidades que los adultos libres del virus de haber cenado recientemente en un restaurante.
Las mujeres y los trabajadores transexuales suelen ser los más afectados por el acoso en Philly dentro de la industria de los restaurantes.
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“Cada día, estas mujeres arriesgan sus vidas tratando de servir a los clientes”, dijo Jayaraman.
Para ella, la solución es clara: pagar a los trabajadores de servicios salarios justos.
“Cuando recibes un salario completo de tu jefe, no tienes que aguantar todo lo que te den los clientes”, dijo.
Salario mínimo federal
Según One Fair Wage, Siete estados han eliminado el salario mínimo federal, que permite a los empleadores pagar a los trabajadores con propinas tan poco como 2,13 dólares por hora. Los trabajadores de esos estados reportan la mitad de la tasa de acoso sexual en comparación con los trabajadores de los estados con el salario submínimo.
En lo que Jayaraman denomina “acoso enmascarado”, el desequilibrio de poder subyacente del fenómeno no es diferente del acoso sexual, dijo. Cuando los trabajadores dependen de las propinas del cliente allí se establece el desbalance de poder.
Exigir a un trabajador de servicios que se quite la máscara, argumentó, es pedirle que “se someta al virus y a la posibilidad de morir – por el placer sexual de los clientes, todo porque no se le paga un salario mínimo”.
En respuesta a los hallazgos del informe “Un salario justo”, la Asociación Nacional de Restaurantes dijo a NPR en un comunicado que condena el acoso sexual. Aseguraron que continúa trabajando para enfrentar ese desafío. Lo hace a través de programas de capacitación en el lugar de trabajo.
“No importa si el acosador es un cliente, un colega o un gerente, no será tolerado en nuestra industria”, decía la declaración. Esto hace que se muestre como real el acoso en Philly.
La asociación también dijo que está “abierta a la conversación sobre los niveles salariales en la industria. Asimismo sobre el impacto que cualquier cambio tendría en la recuperación económica. Analizarían la dinámica tanto de los trabajadores como de los operadores de restaurantes”.