Las ciudades de Washington, Filadelfia, Ogden y Denver fueron ayer escenario de diversas manifestaciones de sindicatos que levantan su voz para exigir que se reabra el gobierno que hoy arribó a los 21 días paralizados.
Las diferencias irreconciliables entre republicanos y demócratas han dado un estatus de rehén a cerca de 800 mil trabajadores federales que desde el cierre parcial del gobierno no perciben pago por sus servicios y algunos deben laborar de forma obligada.
Con el pasar de los días las protestas se han intensificado y se han creado focos de manifestación en diversas ciudades del país, donde los empleados quieren llamar la atención de la ciudadanía y de los medios para que se conozca la difícil situación por la que atraviesan.
“Miles de estadounidenses que trabajan arduamente están siendo excluidos de sus puestos de trabajo por ninguna otra razón que la política del miedo. ¡Vergüenza de Senado! ¡Vergüenza de Casa Blanca!”, exclamó Richard Trumka, el presidente de AFL-CIO, la mayor plataforma sindical del país, ante cientos de empleados públicos.
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Varios centenares se concentraron enfrente de la Casa Blanca para pedir a Trump que reabra la Administración, con pancartas en las que se podía leer mensajes como “Quiero volver a trabajar” o “Congreso: haz tu trabajo y así podemos hacer el nuestro”.
Sin embargo ayer Trump no estaba en la residencia oficial ni para escucharlos a lo lejos, debido que emprendió una gira relámpago por la frontera sur, desde donde demandó recursos para la construcción de un muro que blinde su política de seguridad fronteriza.
Para hacer frente a la suspensión de pagos, miles de empleados federales han decidido optar a los subsidios de desempleo, a pesar de que técnicamente sí tienen trabajo.
Más de 4 mil 700 trabajadores públicos se alistaron a las listas de desempleo en la última semana de diciembre, ya con el cierre administrativo, en comparación con los 929 de la semana anterior, según datos del Departamento de Trabajo.
De este modo, los empleados sí recibirán una compensación económica por estar oficialmente desempleados.
Teóricamente, una vez se reabra el Gobierno los trabajadores federales cobrarán las nóminas que hayan dejado de cobrar, pero los miles de empleados que trabajan normalmente subcontratados por la Administración no correrán la misma suerte.
El Gobierno de Trump afronta desde el 22 de diciembre el cierre del 25 % de la Administración, situación que afecta a unos 800 mil empleados que han dejado de percibir su salario y ha trastocado el funcionamiento de distintos espacios turísticos o las actividades de agencias a las que no se les han asignado nuevos recursos.
La parálisis ha sido provocada por el enfrentamiento entre Trump y los líderes demócratas del Congreso respecto a la construcción del muro en la frontera con México, una de las promesas estrella del presidente.