Un grupo de investigadores ingleses ha conseguido un respiro para las tortugas Arrau, especie considerada en peligro de extinción, pero que experimentó un repunte de nacimientos.
Los alumbramientos se dieron en varias playas protegidas en afluente Juruá, uno de los brazos del gigantesco río Amazonas
Las famosas tortugas de la Amazonía brasileña, que tienen como nombre científico podocnemis expansa, han logrado multiplicar su población gracias a un programa de conservación y ya registran más de 70 mil nacimientos anuales, nueve veces más que hace 40 años.
Los datos han sido divulgados por la revista científica Nature Sustainibility, que cita a un grupo de científicos que analizó 15 playas protegidas en las que nacen las tortugas amazónicas en el río Juruá.
Los investigadores compararon los datos de las playas protegidas con otras que no lo están, para evaluar dos áreas con características parecidas, y contrastaron los datos con los registros de los últimos 40 años.
Nature Sustainibility citó en su reporte que varias playas a lo largo del río Juruá están protegidas durante el período de reproducción para evitar que los nidos de las tortugas sean atacados por otros depredadores, y ello provocó un efecto en cascada en el ecosistema, en el que se registraron numerosos ejemplares de otros animales.
Además del análisis de los nidos y los nacimientos de las tortugas amazónicas, los investigadores también constataron la presencia de aves, iguanas, caimanes, botos y grandes peces, que lograron detectar con la ayuda de sonares subacuáticos.
Carlos Peres, investigador de la Universidad de East Anglia, Inglaterra, y uno de los responsables del estudio, dijo que “cuando se protege una playa de éstas con una base comunitaria o institucional, los beneficios demográficos repercuten en todo el ecosistema y no sólo en esa especie que se está queriendo proteger”.
La importancia de la vigilancia queda clara en otro dato obtenido por la investigación.
De los 2 mil nidos que estaban en playas protegidas por las comunidades locales, solo el 2% fue atacado por cazadores.
El contraste esta en los nidales de las áreas no protegidas: 99% de los 202 nidos vigilados sufrieron ataques.