¿Por qué hay nuevas variantes? Por sí solo, un virus no decide. Cuando infectan una célula, de forma casi automática, comienzan a multiplicarse, algo que incluye la copia de su información genética. En este proceso, es normal que aparezcan errores, en ocasiones se generan cambios en algunos aminoácidos que componen las proteínas del virus, y aquí se producen los cambios. La COVID no escapa de este proceso biológico y evolutivo.
En Estados Unidos, las autoridades sanitarias están preocupadas por 2 nuevas cepas de coronavirus detectadas en California. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), estas variantes pueden ser aproximadamente un 20% más transmisibles y algunos tratamientos contra el coronavirus pueden ser menos efectivos contra ellas.
¿Qué sabemos? ¿Por qué pasa? ¿A qué nos enfrentamos? Esto está ocurriendo en muchos países. En enero se empezó a hablar de la variante de Reino Unido, luego la de Sudáfrica y luego, una de las más preocupantes, la de Brasil.
Cuando surgen nuevas variantes, en principio, no es motivo de preocupación. Pero si esta variante se replica rápidamente, causa un pico de casos y un aumento de la incidencia, se tienen que enfocar los esfuerzos e intentar entender el fenotipo para controlar la cadena peligrosa de transmisión. Esto requiere investigaciones de laboratorio que son complicadas y tardan semanas o hasta meses. Pero el mensaje ahora es: no se puede correr detrás de cualquier variante regional que haya surgido, la investigación debe existir primero, aseguró el virólogo alemán Felix Drexler a DW.
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Al inicio de la pandemia, todos éramos susceptibles al SARS-CoV-2, había gran escasez de equipos de protección para impedir los contagios y, además, se desconocían las mejores medidas para prevenirlos. El resultado es que el virus tenía el camino libre para infectarnos y las variantes que fueran un poco más contagiosas tenían escasa ventaja sobre el resto
Después de un año mucho ha cambiado. Algunas personas ya han pasado la infección y posee anticuerpos frente al virus. Tenemos acceso a mascarillas y hemos aprendido que el virus se transmite por aerosoles, lo que permite evitar contagios con una buena ventilación.
Por último, se ha iniciado un proceso de vacunación que en algunos países ya ha alcanzado a buena parte de la población. El virus necesita mutar a variantes más fuertes para sobrevivir. Debe adaptarse a las nuevas reglas.
A pesar que se transmiten con mayor facilidad, no necesariamente son más letales. El problema yace en la hospitalización, pues existirán mayores dificultades para tratar a los enfermos.
Las variantes del SARS-CoV-2 que más inquietud causan actualmente, debido a la rapidez con la que se están expandiendo, son la británica, la sudafricana y la brasileña, denominadas así por el lugar donde primero se detectaron.
Según la nomenclatura más aceptada para la clasificación de las líneas del virus, esas variantes se corresponden con la B.1.1.7 (británica), B.1.351 (sudafricana) y P.1 (brasileña).
Los virus son maestros de la evolución, mutan constantemente y crean nuevas variantes con cada ciclo de replicación.