Se nos ha dicho desde hace mucho tiempo la importancia de mantener una vida saludable, no solo desde el punto de vista nutricional, sino también desde el físico, emocional y mental. Estas cuatro cosas alineadas responden a un sistema inmunitario fuerte, capaz de hacer frente a enfermedades o, a la COVID-19.
Un estudio desarrollado por cardiólogos del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos en Madrid, determinó que mantener actividad física regular aumenta hasta en ocho veces las posibilidades de supervivencia en los pacientes COVID-19 respecto a aquellos que llevan una vida sedentaria. Ocho veces más, es algo que destacar con vehemencia.
El objetivo del estudio publicado en la revista científica de enfermedades infecciosas «Infectious Diseases and Therapy», consistió en analizar retrospectivamente la influencia que el nivel de actividad física podría tener en la evolución de la enfermedad durante la infección por la COVID-19.
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Contó con la participación de 520 pacientes, con edades comprendidas entre 18 y 70 años de edad. Los datos que han utilizado los investigadores se han registrado entre el 15 de febrero y el 15 de abril de 2020 en el propio hospital de la Comunidad de Madrid.
También se observó en las personas sedentarias una mayor tasa de insuficiencia respiratoria (53,9% por 35,9%), mayor insuficiencia renal (14,5% frente a 6,3%), de síndrome de respuesta inflamatoria y mayor estancia hospitalaria.
Ahora bien, en cuanto a la alimentación, nada asegura que solo comer saludable cure algún padecimiento o mágicamente evite contagios en esta pandemia, pero ciertamente, ayuda a hacer frente a los síntomas, pues el cuerpo estará capacitado para responder.
El sistema inmune es complejo y altamente receptivo al mundo que nos rodea, por lo que no es sorprendente que muchos factores afecten su funcionamiento, muchos de estos factores se condicionan por nuestro estilo de vida.
Es importante tomar al menos cinco raciones entre frutas y hortalizas al día. Garantizar un consumo de al menos tres raciones de frutas al día y dos de hortalizas es un objetivo a cumplir para toda la población, al igual que elegir el consumo de productos integrales y legumbres.
Otras investigaciones recientes han demostrado que el microbioma intestinal desempeña un papel esencial en la respuesta inmune del cuerpo a las infecciones y en el mantenimiento de la salud en general.
Además de ayudar en la defensa contra patógenos infecciosos como el coronavirus, un microbioma intestinal saludable también contribuye a prevenir reacciones inmunológicas potencialmente peligrosas, que dañan los pulmones y otros órganos vitales.
La mejor manera de aumentar la diversidad de microbiomas es comiendo una amplia gama de alimentos de origen vegetal, que son ricos en fibra, y limitando los alimentos ultraprocesados, incluida la comida chatarra.
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«Una alimentación saludable es muy importante durante la pandemia de COVID-19. Lo que comemos y bebemos puede afectar a la capacidad de nuestro organismo para prevenir y combatir las infecciones y para recuperarse de ellas», explica la Organización Mundial de la Salud en su página web.
La salud mental y emocional es algo a lo que no se le presta demasiada atención y tiene incidencia directa en la salud física. La Organización Panamericana de la Salud presentó un informe en 2020 donde señaló que las personas suelen presentar temor, ansiedad, angustia y depresión, por ejemplo, en el año 2003, al inicio del brote de SARS, se informaron problemas de salud mental, que incluyeron depresión persistente, ansiedad, ataques de pánico, excitación psicomotora, síntomas psicóticos, delirium e incluso tendencias suicidas.