Maggi McHalle y Petra Manchina son mujeres de sidra. En términos de género pertenecen al grupo que más la bebe. Un hermoso 50% del mercado de consumidores de la “bebida embriagadora” lo componen las féminas. Si a esto sumamos que en Filadelfia tienen el control de Original 13 Ciderworks, quedará claro quien tiene el poder.
Sin embargo McHalle y Manchina son dos chicas muy inteligentes. Ellas quieren llevar a la sidra al paladar se todos. En la taberna de Olde Kensington tienen su base de operaciones para persuadir a todos los paladares.
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En términos de la dirección del negocio el patriarcado aún impera. Ellas son curiosas excepciones que darán a los tanques de fermentación aroma de mujer. “Si las mujeres beben sidra, las mujeres deberían elaborarla y venderla. También creen que pueden conseguir que todo el mundo beba su sidra”. Así lo cree Michaela Winberg, una periodista la primera metrópolis de Pensilvania que conoce del tema.
Mujeres de sidra
Si buscamos a un género con consagrada capacidad de concentración, volteemos a ver a las damas. “Somos mujeres al frente de la sidrería”, dice Manchina. “Mi objetivo personal es seguir adelante. Hacer que sea muy obvio y conocido que las mujeres pueden dirigir cualquier establecimiento en el sector de los servicios”.
“Definitivamente, estamos asumiendo el hecho de que somos un negocio dirigido por mujeres, y la sidra suele ser más femenina”, dijo McHale. “Pero también intentamos decir que la sidra es para todos”.
McHale y Manchina, tiene 26 años de edad. Juegan rudo frente al tablero. Ya cambiaron el menú de comida. Rescataron las combinaciones de sidra y whisky. A sus clientes les gustan los juegos de mesa y sentarse, in situ, al degustar.
“Hemos contribuido a establecer este barrio como un lugar de encuentro”, afirma McHale. “Especialmente ahora, con el nuevo desarrollo y mucha construcción, la gente se dirige aquí”.
Manzanas a presión
Cuando la sidrería abrió por primera vez en octubre de 2017, fue la primera de la ciudad. Las mujeres de sidra estaban en fermentación Ahora hay al menos otras dos que elaboran bebidas de manzana dura en Filadelfia. Hay varias más en toda la región.
McHale cree que es un momento difícil para hacerse cargo de un negocio de bar. Con la desaceleración de la pandemia, el trabajo no se parece a nada que ella haya hecho antes. “Justo después del año nuevo, llegué y, de repente, tuve que dirigir el negocio”, dijo McHale. “Fue una locura y algo abrumador”.
El barrio que rodea a la sidrería también ha cambiado. Cuando empezó a atender a los clientes en North American, cerca de Oxford Street, la zona era muy industrial. El personal ha visto cambiar el corredor a medida que se llenaba de proyectos residenciales y comerciales.
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Además de sus habilidades en la fermentación, McHalle y Manchina tienen otros trucos. Están potenciando las redes sociales. El Instagram del bar, que antes era una especie de pueblo fantasma, ahora muestra ofertas diarias de comida y bebida.
Son las nuevas jefas de la ciudad.