Posar la sonda Chang’e 4 en lo que se conoce como la “cara oculta de la Luna”, es una proeza de la industria aeroespacial china registrada hace menos de 24 horas y que hizo florecer las acciones en el mercado bursátil del Gigante Asiático de casi todas las empresa pertenecientes al sector.
Alunizar en esa porción de la Luna que por consecuencias de la navegación astral nunca muestra “su rostro a la Tierra” es un logro que ningún país había alcanzado.
El hito más representativo al respecto estaba en manos de la sonda automática de la era soviética Luna 3, que fotografió por primera vez el 7 de octubre de 1959, esos 15,5 millones de km² que se mantienen esquivos al planeta.
El lado a la vista inaccesible de nuestro satélite tiene una explicación astrofísica. Como la Luna tarda el mismo tiempo en dar una vuelta sobre sí misma que en torno a la Tierra, presenta siempre la misma cara.
Esto se debe a que la Tierra, por un efecto llamado gradiente gravitatorio, ha frenado completamente a la Luna. La mayoría de los satélites regulares presentan este fenómeno respecto a sus planetas.
La prensa estatal China irradió al mundo la noticia como “un gran hito en la exploración humana del universo”.
Xinhua dio a conocer que la llegada de la sonda a suelo lunar se produjo a las 10:26 hora de China (02.26 GMT).
La sonda Chang’e 4 se posó en el cráter Von Karman de la cuenca Aitken, en el polo sur del satélite.
Crónica de una difícil maniobra
De acuerdo al relato divulgado por la prensa China, de la que ha bebido la industria de la información internacional para trasmitir este episodio, la Administración Nacional del Espacio de China (ANEC) indicó que el alunizaje se produjo después de que el Centro de Control Aeroespacial de Pekín diera la orden a las 10:15 hora local (02:15 GMT), con lo que la sonda inició el descenso desde el punto más cercano de su órbita, a 15 kilómetros de la Luna.
Aunque incontables veces se realizaron los cálculos y se consideraron las adversidades, a partir de la decisión de alunizar transcurrieron “12 interminables minutos para los ingenieros chinos”, narró el periodismo en Pekin.
“La velocidad respecto a la Luna se fue reduciendo de 1,7 kilómetros por segundo a prácticamente cero y la inclinación se modificó cuando quedaban entre 6 y 8 kilómetros hasta la superficie lunar. Cuando solo faltaban 100 metros, la Chang’e 4 planeó para identificar obstáculos y medir las pendientes de la superficie y seleccionó una zona lo suficientemente llana en la que descender de forma lenta y vertical”.
A apenas a dos metros del objetivo, el motor se paró y el aparato alunizó, amortiguando el golpe con las cuatro patas del módulo, narra con un halo de euforia la fuente de primera mano.
El jefe de los diseñadores del programa de exploración lunar chino, Wu Weiren, en declaraciones publicadas por la agencia estatal de noticias Xinhua, describió que fue un gran desafío en muy poco espacio de tiempo, con gran dificultad y riesgos.
La Administración Nacional del Espacio de China ubicó las coordenadas del alunizaje a 177,6 grados de longitud este y 45,5 grados de latitud sur, en una llanura rodeada de montañas que se elevan hasta 10 kilómetros.
El integrante de la Academia China de Tecnología Espacial y director ejecutivo del proyecto, Zhang He, explicó que eligieron una “estrategia descenso vertical para evitar la influencia de las montañas en la trayectoria de vuelo”.
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La Chang’e 4 realizó la fase final del descenso de forma completamente autónoma, aunque hasta entonces había operado bajo las directrices de Pekín a través de las órdenes recibidas vía el satélite de enlace Queqiao, que está funcionando como “espejo” entre el centro de control chino y la sonda.
A trabajar sin desmayo
Tras posarse las cuatro patas de Chang’e 4 en la cara oculta de la luna, la sonda desplegó los paneles solares y las antenas, tomó las primeras fotografías detalladas que existen de la cara oculta de la Luna y las envió a la Tierra, rebotándolas a través de Queqiao.
Sin demoras sacó para la exploración al vehículo que acompaña al módulo lunar y que tiene programados varios experimentos, además de llevar a cabo labores de reconocimiento y análisis de terreno.
De acuerdo a Xinhua la misión tendrá un amplio menú de responsabilidades:
- Tareas de observación astronómica de radio de baja frecuencia.
- Detección de composición mineral y estructura de la superficie lunar poco profunda.
- Medición de la radiación de neutrones y átomos neutrales para estudiar el medio ambiente en la cara oculta de la Luna.
- Se llevará a cabo el cultivo de verduras y flores en un recipiente hermético, como parte de una serie de experimentos diseñados por 28 universidades de China.
La sonda tardó poco menos de un mes en llegar a su objetivo.
Fue lanzada el pasado 8 de diciembre por un cohete Larga Marcha 3B desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en la provincia suroccidental de Sichuan, y entró en la órbita lunar cuatro días después.
Después, se recortó su órbita en dos ocasiones, hasta lograr el citado perilunio de 15 kilómetros.
El nombre Chang’e, con el que fue bautizado la sonda, es homónimo de la diosa que, según la mitología china, vive en la Luna.
El objetivo final de este programa es una misión tripulada a la Luna, aunque no se ha fijado la fecha y algunos expertos la sitúan en torno a 2036.